En el norte de Kenia, las sequías cada vez más prolongadas están cambiando la vida de las comunidades ganaderas. Donde antes pastaban vacas, ahora se ven caravanas de camellos. Este cambio, que puede parecer insólito, es una estrategia de supervivencia frente al impacto del cambio climático.
Durante décadas, las vacas fueron símbolo de riqueza y orgullo entre los pueblos pastores del país. Sin embargo, las lluvias escasas, la desertificación y la pérdida de pastizales han provocado la muerte de miles de reses, dejando a muchas familias sin sustento. Los camellos, en cambio, pueden resistir semanas sin agua, alimentarse de arbustos secos y producir leche incluso en las condiciones más extremas.
“Antes, perder una vaca era una tragedia. Ahora, los camellos nos mantienen con vida”, explica un pastor de Samburu, una de las zonas más afectadas por la sequía. Este cambio cultural ha transformado no solo la economía local, sino también la identidad de las comunidades, que comienzan a ver en los camellos el nuevo símbolo de estabilidad y futuro.
Además, la leche de camello está ganando popularidad en los mercados urbanos de Nairobi. Su alto valor nutricional y su producción sostenible la han convertido en una alternativa buscada, incluso fuera de Kenia. Organizaciones y programas gubernamentales están apoyando la entrega de camellos a familias afectadas por el cambio climático, impulsando una nueva economía basada en la resiliencia.
Sin embargo, el cambio no está exento de retos. Los pastores deben aprender nuevas técnicas de manejo y cuidado, y aún falta infraestructura para el transporte y comercialización de los productos derivados del camello. Aun así, la transición parece irreversible: los camellos ya no son solo animales del desierto, sino el emblema de una adaptación forzada por la crisis climática.
Lo que ocurre en Kenia podría ser una señal para el resto del mundo: cuando el clima cambia, también debe cambiar la manera en que vivimos, producimos y sobrevivimos. En un país donde la lluvia se ha vuelto un lujo, el camello representa una esperanza que avanza, lenta pero firme, sobre las arenas del futuro.
