El 27 de agosto de 1965, en una mansión ubicada en Bel Air, California, ocurrió un momento irrepetible para la música. Los Beatles, en la cima de su popularidad tras una exitosa gira por Estados Unidos, se reunieron por primera y única vez con Elvis Presley, el “Rey del Rock and Roll”. El encuentro, que durante años estuvo rodeado de rumores, se convirtió en uno de los episodios más comentados de la cultura popular.
Un cruce de dos mundos
La reunión se llevó a cabo en la residencia de Elvis, organizada con ayuda del coronel Tom Parker, mánager del cantante, y Brian Epstein, representante de los Beatles. Aunque ambos artistas se admiraban mutuamente, el encuentro no comenzó con la naturalidad que muchos habrían imaginado. Testigos relatan que, en los primeros minutos, reinó un silencio incómodo.
Fue Elvis quien rompió la tensión con humor:
> “Si ustedes solo van a quedarse ahí sentados mirándome, sin decir una palabra me subo a dormir”, bromeó, provocando risas y distendiendo el ambiente.
Música, bromas y jam session privada
Luego de la conversación inicial, Elvis tomó un bajo eléctrico y comenzó a tocar. Paul McCartney, visiblemente emocionado, se unió a él improvisando algunos acordes. Aunque no se grabó material alguno de esta sesión, los presentes describieron el momento como histórico: dos de los mayores referentes del rock compartiendo música sin prensa ni público.
Influencias mutuas
Para The Beatles, Elvis era una de sus mayores inspiraciones. John Lennon llegó a declarar:
> “Antes de Elvis, no había nada”.
Por su parte, Presley quedó impresionado con la energía de la banda británica, quienes para ese momento ya estaban cambiando la manera de entender el pop y el rock en todo el mundo.
Aunque nunca volvieron a reunirse, el 27 de agosto de 1965 quedó grabado como el día en que dos leyendas del siglo XX compartieron escenario improvisado y camaradería. Seis décadas después, el momento sigue siendo recordado como un símbolo de la unión entre dos generaciones de la música que revolucionaron la cultura popular.