El actual presidente municipal de Tepoztlán hizo lo que sus antecesores no se atrevieron hacer. Reunido con comerciantes establecidos en el centro del pueblo y del tianguis de los fines de semana, propuso la consulta pública que el lunes pasado determino el sí o el no a los puestos que venden bebidas con alcohol. Ello luego de que fueron clausurados doce puestos donde vendían las populares micheladas y otros licores embriagantes…

En otra ocasión, debido a la tradición de usos en Tepoztlán la Secretaría de Turismo y Cultura no ordenó, sino sólo recomendó, que la venta de bebidas alcohólicas en el carnaval y los sábados y domingos fuera regulada pero no indiscriminada.

Pero si Tepoztlán es mucho más que un pueblo mágico, incluso ante la venta inmoderada de bebidas alcohólicas durante el carnaval y los fines de semana, el Ayuntamiento privilegió el orden y el respeto.

Tepoztlán es sus barrios de San Miguel, San Sebastián, Los Reyes, San Pedro, Santa Cruz, La Santísima Trinidad, Santo Domingo y San José. Es el pueblo de los cerros míticos y sus diez pueblos, entre ellos Santa Catarina, San Juan Tlacotenco, Amatlán de Quetzalcóatl, Santo Domingo Ocotitlán y Tetecolala. Distintos entre sí, pero a la vez parecidos, orgullosos de su cultura ancestral y sus usos y costumbres que le confiere autonomía. Tepoztlán, el pueblo más fiestero de Morelos que cada año ofrece unos cuarenta festejos en sus siete barrios, por otros motivos y de sus santos patronos, resaltada la solemnidad de los nativos en la tradición prehispánica del Reto del Tepozteco que, enlazado a una serie de festividades, celebran los últimos días de agosto y el 16 de septiembre. Tepoztlán y el ex convento de la Natividad, la imponente construcción del siglo XVI restaurado en 1994 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. O el tianguis de fines de semana, que junto con sus hoteles, restaurantes, y los recorridos por el viejo mercado, las subidas al cerro del Tepozteco y una atmósfera de misticismo lo mantienen como el pueblo morelense que más turistas recibe. O Tepoztlán, donde los usos y costumbres han privilegiado el comercio para los oriundos y/o los adoptados, pero proscritos los supermercados, las tiendas de conveniencia y las franquicias que en las últimas décadas desplazaron a los comercios familiares en casi todo el territorio estatal…

Lo que sabemos la gente común sobre el origen del carnaval es muy poco, según lo que hemos leído o escuchado, probablemente remontado a las fiestas paganas como las que se realizaban en honor de Baco, el dios romano del vino. Según historiadores, los orígenes de esta festividad serían en la Sumeria y el Egipto antiguos, hace más de 5000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio Romano y que, expandida la costumbre por Europa, fue traída a América por los navegantes españoles y portugueses a partir de fines del siglo XV. Por tradición arranca un jueves (jueves lardero) y acaba el martes siguiente (martes de carnaval). El carnaval se celebra el cuarto viernes del mes de enero, y en México inicia con la procesión de “Las Viudas”, el mal humor que llevan a enterrar. En Morelos, el sábado y el domingo de carnaval miles personas brincan al compás de la música del chinelo. El carnaval arranca el jueves por la noche con el tradicional “show de las viudas”, que son –o eran, pues infortunadamente algunas tradiciones comienzan a perderse– lugareños disfrazados de personajes de la farándula, políticos o simplemente hombres vestidos de mujer que dan al público un espectáculo de risa, en una parodia de velar al “mal humor” para luego enterrarlo y dar paso a la diversión en los próximos cuatro días.

Tepoztlán y su tianguis de fines de semana que, junto con hoteles y restaurantes, los recorridos por el viejo mercado, las subidas al cerro del Tepozteco y una atmósfera mística, lo mantienen como el pueblo morelense que más turistas recibe. O Tepoztlán, donde los usos y costumbres han privilegiado el comercio para los oriundos y los adoptados, y prohibido los supermercados, las tiendas de conveniencia y las franquicias que en las tres últimas décadas desplazaron a los comercios familiares en una gran parte del territorio estatal… (Me leen mañana).

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