El Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, da ocasión para el uso de sustantivos colectivos. Ejemplos: en lugar de los ciudadanos, “la ciudadanía”, los alumnos, “el alumnado”, y en la política, ya no “la presidente” sino “la presidenta”. Por eso la iniciativa para el uso del lenguaje inclusivo en las 142 leyes que rigen el estado de Morelos, y por ello una declaración de la presidenta de la mesa directiva del Congreso Estatal, Jazmín Solano López.
¿Caben los ejemplos, incluso si tienen que ver con las correrías de delincuentes famosos? Veamos: En 2023 se especuló con que el capo Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, reaparecería como testigo colaborador en el juicio contra Genaro García Luna, en Nueva York. Que la haría de testigo colaborador –es decir “soplón”–, igual que Sergio Villarreal Barragán “El Grande” y Jesús Reynaldo, “El Rey Zambada”, versus el ex “súper policía” del gobierno de Felipe Calderón. Pero mientras tanto, de “La Barbie” ni sus luces, desaparecido de los reflectores al grado de que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a Estados Unidos que aclarara cuanto antes la ubicación del narcotraficante.
No fue sino hasta que los medios informaron que Valdez se encontraba preso en Florida cuando terminó el misterio del paradero de uno de los criminales más mediático de los últimos tiempos que, junto con “El Jefe de Jefes”, Arturo Beltrán Leyva, y “El Grande”, por un tiempo formaron un trío de capos del crimen organizado de altísimo nivel asentado en Morelos. Los “analistas” de café no lo decían abiertamente, y si lo contaron no fue porque les constara, sino para alardear y hacerse los “interesantes”. Las versiones coincidían. Aseguraban haber visto a Arturo Beltrán comiendo en restaurantes famosos; describían a “La Barbie” bebiendo de lo fino y caro en algún antro de Cuernavaca, o saboreando platillos regionales en un restaurante de “antojitos” de Cuautla, por supuesto, custodiado por sus escoltas. El sujeto güero, de ojos azules y fornido ocupó una mesa arrinconada con el que parecía ser su segundo. Distribuidos en el local, sus hombres sostenían entre las piernas estuches de bastones de golf de los cuales asomaban los cañones de los “cuernos de chivo”, mientras afuera del establecimiento esperaba el convoy de camionetas suburbans con sicarios alerta y los motores encendidos. Todos comieron del bufete; sólo en la mesa de “La Barbie” pidieron algunos tragos, pocos, no más de tres. Se portaron corteses, pagaron la cuenta, dejaron una propina generosa y se fueron como habían llegado, rápidos, organizados, siguiendo un protocolo de rutina.
Pero eso y más comenzó a trascender hasta después de que el 16 de diciembre de 2009 la Marina armada abatiera a Arturo Beltrán en su departamento de las Torres Altitude, y de que en junio del siguiente año se publicara que “El Grande” dejó ahí mismo cuatro ofrendas florales y tres narcomensajes, jurando vengarse de “La Barbie”. Hubo más comentarios mordaces luego de que Valdez fue detenido el 29 de agosto de 2010 en el estado de México, y de que Villarreal corriera la misma suerte, el 12 de septiembre en Puebla. Las conversaciones a toro pasado refirieron a Arturo Beltrán como el jefe de la plaza de Morelos y Puebla, “arreglado” con fuerzas federales, estatales y municipales, mientras altos funcionarios del gobierno en turno hicieron mutis por razones inefables. Una más: larga la lista de testigos contra Genaro García Luna en el juicio de Nueva York, la única testigo a su favor fue su esposa Linda Cristina Pereyra, presunta archimillonaria al igual que él y, según medios informativos, dueña del restaurante Café Los Cedros, en el sur de la Ciudad de México, y otro en Cuernavaca cuyo nombre original fue “Chelis” o algo así. ¿Y Felipe Calderón? Hasta el día de hoy sigue andando a salto de mata, prófugo, huyendo, apoyado por el ex presidente de España, José María Aznar, que le consiguió un permiso de residencia y trabajo en España. Lo dicho: Dios los hace y ellos se juntan… (Me leen mañana).