No podemos soslayar el Día de la Madre, pero ubicándolo en un contexto poco abordado: el histórico. Con todo el respeto y la consideración que nos merecen, entresacamos algunos datos para recordar que ser esposa y madre no ha sido lo mismo en todos los tiempos. Indudablemente los tiempos que vivimos no son una perita en dulce, tiene su grado de dificultad, pero hay historias que no dejan de sorprendernos…
Hasta donde se sabe, Emiliano Zapata tuvo quince hijos con nueve mujeres, aunque el dicho popular es que engendró catorce. Tomada del libro de Jesús Sotelo Inclán, “Raíz y Razón de Zapata”, y de la página electrónica del Centro de Estudios de la Revolución Mexicana, la siguiente es una lista de las mujeres con quienes Emiliano Zapata tuvo hijos. Los nombres de las señoras se ponen en negritas y, cuando hay datos de su biografía, entre paréntesis, y después de dos puntos los nombres de los hijos e hijas de Emiliano Zapata:
–Inés Alfaro Aguilar: Guadalupe, Nicolás, Juan, Ponciano y María Elena.
–Josefa Espejo Merino (nació en Anenecuilco el 19 de marzo de 1879 y murió en Villa de Ayala el 8 de agosto de 1968, a los 89 años y en la misma fecha de cumpleaños de su esposo): Felipe y Josefa, quienes murieron de niños, él mordido por una víbora y ella a consecuencia de la picadura de alacrán.
–Margarita Sáenz Ugalde (nació en Yautepec en 1899 y murió en la Ciudad de México en 1974): Luis Eugenio, Margarita y Gabriel, quienes murieron poco después de nacer.
–Petra Portillo Torres: Ana María Zapata Portillo.
María de Jesús Pérez Caballero (nacida en la hacienda de Coahuixtla): Mateo Emiliano Zapata Pérez.
Georgina Piñeiro: Diego Zapata Piñeiro.
–Gregoria Zúñiga: María Luisa Zapata Zúñiga.
Luz Zúñiga: con ella no tuvo hijos.
–Matilde Vázquez: Gabriel y José Zapata Vázquez.
Pero además de madres, otras mujeres participaron como guerrilleras. La lista es corta, pero no se agota. En cada pueblo de Morelos hay historias que pasan de generación en generación, sobre la participación de madres en la Revolución. Enseguida consignamos dos ejemplos, pero las historias anónimas ahí están, esperando ser rescatadas por la letra escrita. Por ello es que recurrimos al segundo tomo del libro “Los Valientes de Zapata”, del cronista Agur Arredondo Torres, quien incluyó en ese libro de 2008 el apartado “Mujeres en la Revolución zapatista”. De esa obra tomamos dos ejemplos de mamás revolucionarias: Rosa Bobadilla viuda de Casas. Mejor conocida como La Coronela, grado extendido por acuerdo del general Emiliano Zapata por sus méritos en campaña, era una auténtica guerrillera. Nació en el pueblo de Coatepec de las Bateas, Tianguistengo, Estado de México, el 4 de septiembre de 1875. Cuando estalló la revolución maderista de 1911 vivía en Yautepec, lugar donde se sumó a la lucha de los pueblos por las tierras. Otra versión apunta a que su esposo fue un coronel zapatista que cayó en una de las primeras batallas, por lo que Rosa Bobadilla, al unirse a los rebeldes, por su enjundia la tropa y la gente le empezaron a llamar La Coronela. Lo cierto es que, junto a sus hijos José María y Alfonso Casas Bobadilla, combatió desde el inicio de la revolución zapatista. Llegó
a mandar a más de doscientos hombres, bajo las órdenes de los generales Genovevo de la O y Francisco Pacheco. Además de los rigores de la guerra y de perder a su esposo por la misma causa, La Coronela sufrió como madre la pérdida de sus hijos. José murió en un combate en 1914 y Alfonso corrió la misma suerte, luchando contra la invasión yanqui el mismo año en Veracruz. Pero Rosa Bobadilla, sublimando su dolor de madre y utilizándolo como acicate para la lucha armada, a finales de 1915, combatiendo en los pueblos de su estado natal llegó hasta El Oro, en los límites con Michoacán, y ahí fue echa prisionera. El pasaje es citado en estos términos por el autor del mencionado libro: “Cuando el general Alejo González supo que Rosa Bobadilla estaba presa preguntó: ‘¿Dónde está esa vieja?’. Quiso fusilarla en venganza a que ella había dado muerte al coronel Rodríguez, jefe de su estado mayor. Más la suerte estaba del lado de la mujer; debido a que una barda de la cárcel se cayó esa misma noche pudo escapar”… (Me leen mañana).
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