El edificio de la antigua estación del tren no podría tener un mejor destino que convertirlo en un espacio para la cultura. Será el Centro Cultural Comunitario “La Estación”, y desde luego dependerá de la Secretaría de Cultura, informó este fin de semana la gobernadora Margarita González Saravia... La nota da lugar a esta historia:
Ubicada a pocos metros de la terminal del tren México-Balsas que aún estaba en servicio, las mañanas de domingos de mediados de los setenta la cancha de basquetbol de los Patios de la Estación cobraba vida. Ahí jugábamos los basquetbolistas del proletariado de Cuernavaca, trabajadores de establecimientos comerciales y obreros de fábricas como Textiles Morelos, adversarios de estudiantes de la Universidad de Morelos y la “Prepa” que las tardes de entre semana “cascareaban” en el parque Revolución, “el Revo”, como entonces era conocido. Los equipos de La Estación no éramos más de media docena, entre ellos los anfitriones y la quinteta integrada por trabajadores de la embotelladora de refrescos Pascual que se localizaba en la colonia Amatitlán. En la escuadra del patito marinero jugábamos el columnista, Memo, un guerrerense de estatura regular tirando a alto, un chaparrito travieso igualmente originario del estado vecino apodado “La Mona”, tres o cuatro muchachos más y Tomás Urióstegui, este último, un güero de ojos claros que de machetero ascendió a chofer de la embotelladora de Pascual.Tomás es primo del alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado.
Migrado de Apaxtla de Castrejón, en la región norte de Guerrero. cierto día Tomás nos invitó a jugar hasta su pueblo. Puestos de acuerdo de un domingo para el otro, salimos muy temprano de Cuernavaca, dando tumbos, trepados en las redilas de un camión de la embotelladora de refrescos ubicada en la colonia Amatitlán que Tomás consiguió prestado. Hicimos el viaje en dos etapas; paramos en Iguala para un almuerzo rápido y “ligero” en el mercado municipal (jugo de naranja, café negro, guisado de carne de cerdo con salsa verde), y enseguida continuamos el viaje. Por ahí de las dos de la tarde llegamos a Apaxtla con los huesos molidos. Paramos en la casa de la familia de Tomás, cuya mamá nos dio de comer. Sentados en torno al comal de leña, nos sirvió cecina tipo Guerrero, seca, apetitosa, acompañada de frijoles de la olla, salsa molcajeteada y tortillas de mano que más tardó la buena señora en sacar del comal que nosotros en devorar.
Luego de comer reposamos unos minutos antes de caminar un par de cuadras a la cancha de basquetbol. El torneo relámpago que disputaríamos no era cualquier cosa; participaríamos una escuadra llegada del Distrito Federal, nosotros y el equipo anfitrión. Ganaron los chilangos. Previo el desfile de los equipos participantes y las madrinas de cada quinteta, la contienda terminó cerca del anochecer. Celebrada la fiesta por el aniversario de la escuela secundaria del lugar, lo principal fue el baile celebrado en la misma cancha, según era costumbre, amenizado por una orquesta de fuera exprofeso contratada y uno o dos grupos de la región. Nosotros no aguantamos mucho y nos retiramos antes de que terminara el bailongo, así que por ahí de la una de la madrugada llegamos a dormir en la casa de Tomás. Extenuados, nos tumbamos sobre colchones y petates distribuidos en el piso de la sala cuya puerta daba directamente a la calle. La rigidez del espacio no alcanza para los detalles, y sólo diré que uno de mis compañeros estuvo en un tris de escurrirse a la calle para batirse en un duelo a balazos con un chavo del pueblo por un malentendido que había surgido en la vorágine del baile. Años después José Luis Urióstegui seria reelecto como reelecto de Cuernavaca. Diría la canción del gran Alberto Cortez: “Qué cosas tiene la vida, Mariana”…
La gobernadora Margarita González ha informado sobre la recuperación de más espacios públicos, como una librería del Fondo de Cultura Económica en la antigua estación del tren en Cuautla. Tratándose de inmuebles abandonados, en Cuernavaca tenemos para dar y prestar, por ejemplo, los ex cines Cuernavaca Cinema y Las Palmas… (Me leen mañana).
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