Increíble. Después de tres años de escuchar que van a perseguir a Graco y a sus secuaces, y a los ex diputados que se robaron todo lo que pudieron con la familia de “izquierda Chanel”, no han sido capaces de meter a la cárcel a ninguno de los saqueadores de Morelos. El problema es que, al parecer, por lo que se puede vislumbrar en las candidaturas hay más gente de Graco compitiendo para llegar al Congreso del Estado que la del propio gobernador.

Las mañas de tantos años, y que tonto no es, le han permitido poner en muchos de los partidos políticos candidatos que, aparentemente, nada tienen que ver con él y que están de manera “bajo el agua” con él. La idea es desquitarse del desgaste de tres años de publicidad sobre sus robos y, como el Gobierno del Estado no ha podido hacer una acusación suficientemente sustentada para tener al menos a uno de los colaboradores graquistas en la cárcel, ahora todos se han lanzado a la tarea de apoderarse del Congreso a partir de octubre para al menos hacer sufrir al gobernador actual la gota gorda.

La idea es desquitarse del gobernador y los miembros del régimen actual, según nos cuentan algunas personas que han estado presentes en las reuniones secretas, a las que los graquistas llegan ensarapados y tapados, en carros prestados, para que no se sepa públicamente quiénes son los que se reúnen con el ex gobernador para preparar la destitución del ejecutivo local, y a él sí meterlo a la cárcel a través de un juicio político que, teniendo ellos mayoría, piensan conseguir.

Mire usted, hasta la enjuiciada ratera de la tal Beatriz, ex Presidenta del Congreso, ya ahora es candidata del PT; y así hay puros graquistas en diferentes candidaturas a las diputaciones por diferentes, o casi todos, los partidos políticos.

Los operadores del gobierno no se ven y, si creen que van a ganar con la coalición con Morena, como hace tres años, están mal; las cosas están muy diferentes y no será tan sencillo el proceso, éste va a ser profundamente complicado con una institución que está en contra del gobierno estatal porque, según sus miembros, no les ha dado los recursos que quieren. Creo que no tienen razón, pero de que están enojados, lo están. Aguantan y hacen como que se alinean, pero en el fondo y en privado despotrican en contra del gobierno actual.

La ambición de muchos se los come y, como hay varios que ya van a salir, están tendiendo puentes para ver cuántos de los posibles ganadores los rescatarían y les darían una buena chamba.

Y si a ello le agregamos que la gobernabilidad está suelta, que los presidentes municipales están alineados con otros precandidatos ya a la gubernatura, y que los partidos en su desesperación por cumplir con tener todos los candidatos han rescatado a muchos cascajos del régimen pasado, la ciudadanía debe tener cuidado por quién se vota. Si bien es cierto que este gobierno no ha dado color en realidad, el regresar a los rateros anteriores sería muy grave.

En el juego político, las mañas del ex gobernador son muchas y está acostumbrado a jugar juegos dobles y a traicionar de manera natural, sobre todo si puede cumplirse sus caprichos. Él está tratando de recuperar terreno para meter la mano en la elección dentro de tres años; y, con eso de que el gobierno está muy distraído con ver quiénes serán presidentes municipales, él está tratando de meter al Congreso a todos sus seguidores que pueda para tener mayoría, su meta es la venganza y regresar a manejar el poder en Morelos. Graco no tiene ninguna oportunidad en la política nacional, pues a su aliado lo tronaron al sólo dejarlo dos años como gobernador; así que está desesperado por ser él quien mangonee las elecciones y, más tarde, la sucesión gubernamental, metiendo de interino a un elemento de su confianza, desde luego de otro partido para que no se vea muy obvia su intromisión.

Nada más cheque las listas de candidatos de las dos vías al Congreso y verá la cantidad de miembros del gobierno anterior que aparecen; hasta los más cínicos que se robaron hasta las despensas de los necesitados por el temblor ahí están todos, y todos dispuestos a cumplir con la venganza de su jefe.

¿Se habrán dado cuenta en el gobierno estatal de lo que se está forjando? Al parecer, no. O al menos no vemos ninguna reacción clara; después del tercer año empieza la bajada y los golpes y las traiciones arrecian. Las cosas no les van a ser fáciles con un Congreso en contra, así que ¡aguas, que ahí viene Graco! ¿No cree usted?

Por Teodoro Lavín León / lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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