1.
Seguramente quienes integran la Fundación TyPA (Teoría y Práctica de las Artes), sus aliados estratégicos y demás organizadores estarán felices por el exitosísimo encuentro llevado a cabo en Oaxaca entre el 20 y el 22 de noviembre para profesionales de museos. El Museo Reimaginado reunió a más de 750 participantes en un congreso que originalmente se pensó para 500 interesados y el evento se está consolidado como presencia de marca, por lo que más de una ciudad querrá proponerse con el señor Américo Castilla, promotor de la iniciativa para la siguiente edición, que será la cuarta, en la que seguramente repetirá como principal patrocinadora la American Alliance of Museums y por lo tanto podría ser en Estados Unidos en donde se diera la siguiente oportunidad de pensar hacia dónde se dirigen estos recintos, propios de la modernidad, que han evolucionado de ser almacenes de colecciones a centros de convivencia y reflexión cultural.
Muchas cosas se pueden comentar del congreso, cuya agenda giró en función de los desafíos y las responsabilidades que se les presentan a sus directivos, entre ellos y como dijo la directora del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Graciela de la Torre, el de navegar entre políticas públicas deficientes, la toma de decisiones verticales, la debilidad de leyes de cultura como la nuestra -que incluye la palabra Museo sólo una vez- y por supuesto la sempiterna falta de presupuesto, me refiero para los museos públicos, no siempre para los privados.
2.
Uno de los temas que se manejan actualmente entre curadores de avanzada, influidos por antropólogos como Rita Segato, es la descolonización que debe darse a la hora de mostrar nuestra historia, puesto que seguimos partiendo de narrativas eurocéntricas, racistas, dejando fuera del relato histórico las otras sangres, las indígenas, particularmente. Esta moción fue apoyada por el artista Fred Wilson, quien nos platicó sobre algunos “re-acomodos” de objetos de los acervos de algunos museos norteamericanos que ha realizado para muestras temporales con la finalidad de visibilizar la historia de la negritud y otras minorías.
3.
Por supuesto que al hablar de las nuevas generaciones, el eminente Dr. Néstor García Canclini puso el dedo en la llaga al mencionar que a los jóvenes no les interesa la cultura, porque no tienen sensación del pasado. A ellos les llaman más la atención las interculturalidades, lo que está sucediendo en Chile por ejemplo, que no se ha expuesto en salas de museos, sino en redes sociales. Hay que pensar en la cultura digital, en la tecnología aplicada a los museos y el teléfono celular, dijo, cuyo lado fatal y narcisista es la “selfie” tomada frente a la obra de arte, pero que también sirve para propagar contenidos museísticos. Mucho me impactó cuando añadió: “Estamos pasando de instituciones a Aplicaciones”.
4.
El turismo cultural es otro de los factores que inciden en la toma de decisiones de los líderes de museos, porque por un lado muchas instituciones dependen de él para subsistir, pero por otro es invasivo y depredador, y llega a modificar la vocación de lugares como el Jardín Escultórico de Edward James, en Xilitla, cuyos espacios se confunden con un balneario o un lugar para acampar.
5.
Finalmente, querido lector, si se pregunta usted por qué debemos re-imaginarnos los museos, le contestaré que estos espacios están tan vivos como usted y como yo, y por lo tanto los tenemos que adaptar al flujo de la vida: a los museos hay que bañarlos, vestirlos a la moda, alimentarlos a diario y sacarlos a pasear. De modo parecido a como han hecho los oaxaqueños con su Centro Histórico, encabezados por Alfredo Harp Helú y el recientemente desaparecido y adorado Francisco Toledo, para lograr uno de los polos culturales más más hermosos, cuidados y activos del mundo.
Curiosamente en el encuentro no se habló del gran tema que nos vinculaba a la gente de museos anteriormente, me refiero a la “creación de públicos”. ¿Será que eso de meter personas al museo se está convirtiendo en “meter museo a las personas”, como dijo alguien por allí? FIN
Por: María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com