Una perrita fue sacrificada en Chesterfield, Virginia, para cumplir con la voluntad de su difunta dueña. La mascota luego fue cremada y enterrada con ella.

‘Emma’ era una perra de raza Shih Tzu que no padecía ninguna enfermedad. Cuando murió su dueña a inicios de marzo, la mascota fue trasladada a un refugio de animales, donde estuvo viviendo por dos semanas.

Carrie Jones, gerente de Chesterfield Animal Services, hizo lo que pudo por convencer al albacea de mantener al perro con vida:

Sugerimos que podían transferir la posesión del perro en numerosas ocasiones, porque era un perro que hubiera podido encontrar otro hogar con mucha facilidad.

Sin embargo, el 22 de marzo, cuando se presentó el albacea para recoger a la perrita, éste volvió a rechazar la propuesta del refugio.

La perrita fue llevada a una clínica veterinaria para ser sacrificada. El cuerpo luego fue trasladado a Richmond, a un centro crematorio para mascotas.

Una vez que las cenizas fueron depositadas en una urna, ésta fue enviada al encargado del patrimonio de la mujer difunta.

No todos los estados en Estados Unidos permiten que una persona sea enterrada con su mascota.

En Virginia, esta peculiar costumbre apenas fue permitida en 2014, siempre y cuando los cementerios cuenten con su propia sección para los restos de mascotas. Eso sí, los animales no pueden compartir la misma tumba, cripta o nicho que sus dueños.

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