Virgen de los Milagros

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En julio de 2020, Cuernavaca empezaba a padecer los primeros estragos de la pandemia del Covid-19. Pero ni por asomo imaginamos el infierno que venía, que la enfermedad duraría tanto tiempo. Por esos días se aproximaba la Feria de Tlaltenango, distinta, sin venta de bebidas etílicas y tampoco puestos de barbacoa para comerla ahí, sino sólo para llevar, nada de comerciantes foráneos y un número reducido de barbacoyeros. Limitado al cincuenta por ciento el número de comerciantes y obligado el uso de cubrebocas a los feriantes, la autoridad autorizó una feria religiosa y poco comercial.