taxistas sin trabajo

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Tres horas y ningún viaje, obligaron ayer a Miguel Castañeda a detener su taxi y esperar, literalmente, sentado a que alguien requiriera de sus servicios.

Apoyado en la cornisa de una de las ventanas del Museo Morelense de Arte Popular (MMAPO), en calle Hidalgo, del Centro Histórico de Cuernavaca, con los brazos cruzados, por inercia ofrece “viaje” a los peatones que pasan frente a él.

Detuvo su unidad en la acera contraria para dejar de consumir gasolina en busca de pasaje.