A título personal

Que arranque de año estamos viviendo, parece que la cuesta de enero se está dejando sentir en varios personajes inmersos en la vida pública y política de México, pues el 2023 les ha cobrado la factura muy pronto. Situación que tampoco es para sorprenderse, ya que se ha dado inicio al año que define la sucesión presidencial y, por ende, el ocaso del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, cosa que muchos les causa jubilo, pero a muchos más, nostalgia. 

Sin duda el año que se termina, 2022, fue un año bastante agitado y, hasta cierto punto, distópico. Para empezar, en materia económica, a pesar de que el Peso logró mantenerse y ganar terreno frente al Dólar, queda una sensación agridulce derivado de la inflación que azotó al mundo y que, por más que el gobierno intentó darle solución, no se pudo evitar ese golpe a los bolsillos de las familias mexicanas.

Al parecer el posicionamiento del senador Ricardo Monreal, sobre no enfrentarse al presidente Andrés Manuel López Obrador porque sería un ‘suicidio político’, quedó para el anecdotario, pues, por decisión personal y por contravenir a la Constitución, votó en contra del llamado ‘Plan B’ o ‘C’ o ‘D’, no sé en cual letra vayan, de la Reforma Electoral propuesta por el Ejecutivo.

Luego de que la votación fue de 269 votos a favor por 225 en contra, en algo que estaba más cantado que ‘Las Mañanitas’, el pasado martes la Reforma Electoral, propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue desechada al no obtener el apoyo necesario que consta de la aprobación de las dos terceras partes de la Cámara de Diputados. 

Como dijera el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, ‘Haiga sido como haiga sido’, no se puede negar que la marcha del pasado 27 de noviembre fue un evento de alta trascendencia para nuestro País, tanto por la capacidad de movilización demostrada por la 4T, así como por las pasiones que aún levanta el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien una vez más demostró que su gran poder de convocatoria sigue intacto.

La reacción de la sociedad el pasado fin de semana que marchó en contra de la Reforma Electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue un verdadero parteaguas en lo que va de este sexenio.

Aunque es claro que la defensa del INE resulto ser la bandera perfecta que encausara toda esa inconformidad y descontento de algunos en contra de este Gobierno.

Mucha conmoción, indignación y agitación social generó el hallazgo en la carretera La Pera-Cuautla del cuerpo sin vida de la joven Ariadna Fernanda, quien, según la necropsia realizada por la Fiscalía General del Estado de Morelos, murió derivado de una broncoaspiración etílica, por lo que no se podía suponer que se había tratado de un asesinato.

Formalmente el pasado 25 de octubre arrancaron los trabajos para formular los dictámenes de la tan controvertida Reforma Electoral, en donde lo más rescatable es que se promueve reducir el número de diputados federales y senadores, recortar el número de consejeros electorales, financiar a los partidos políticos únicamente durante las campañas electorales, disminuir el tiempo en radio y televisión de la propaganda electoral e implementar el voto electrónico. 

En un acto convocado por el dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, denominado #DiálogosPorMéxico, la crema y nata del priismo se dio cita con el fin de fijar su posicionamiento en materia de seguridad, salud y economía, aunque más bien, dicho evento sirvió para despotricar en contra del actual gobierno, demostrar su descontento contra ‘Alito’ y, lo importante, trazar la ruta respecto a las elecciones de 2023 y 2024.

El pasado 11 de octubre en la Ciudad de México se presentó formalmente un ‘nuevo’ grupo de resistencia denominado Unid@s, que reúne a diversas organizaciones de la sociedad civil, hombres y mujeres de la política, exgobernadores, legisladores y exdirigentes patronales, y que entre sus objetivos principales está el promover una amplia unidad opositora que sea un verdadero contrapeso, dicen ellos, al exceso del poder.

Ante los hechos ocurridos esta semana en San Miguel Totolapan, donde perdieron la vida 20 personas, o el cobarde asesinato perpetrado en contra de la diputada morelense Gabriela Marín Sánchez, aunado a los tantos ilícitos que no llegan a tener furor mediático que los anteriores, es claro que el nivel de violencia en nuestro País está desbordado.

Durante este sexenio la Fuerzas Armadas han adquirido singular y extraña relevancia dentro de las labores de nuestro País, desde que Andrés Manuel López Obrador tomó protesta como Presidente de México, este se ha apoyado bastante en el ejército, al cual le ha encargado tareas que, aunque uno pensaría que sobrepasan sus facultades, van desde la seguridad pública hasta su participación en la construcción de las magnas obras de su sexenio.

Después de una acalorada discusión en el Senado de la República, donde hasta se pudo percibir la presencia de militares grabando la sesión, la oposición conformada por el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y lo que queda del PRD, lograron meter freno al dictamen que proponía la ampliación del plazo de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública hasta 2028 y que, irónicamente, fue presentada por el Revolucionario Institucional en la Cámara de Diputados.

Demasiadas opiniones dividas generó esta semana la discusión y posterior dictamen de la iniciativa priista que, con 335 votos logró la mayoría calificada necesaria por tratarse de una reforma constitucional y amplió el plazo para la permanencia de la Guardia Nacional en tareas de seguridad pública, mismo que fue aprobado hasta 2029.

Dejando de lado que las ideologías del PAN, PRI y PRD nunca se jactaron de tener destacadas afinidades y que lo único en lo que son iguales, como todos los partidos políticos, es en tener un hambre incontrolable por el poder y los beneficios que este les pueda otorgar y que justo por eso lograron unir sus fuerzas e intentaron hacer creer que eran la oposición que México esperaba siendo el verdadero contrapeso que se necesitaba contra el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Con más aplomo y serenidad que antes, tal como el mismo lo dijo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su Cuarto Informe de Gobierno, en donde, entre otras cosas, resaltó que durante su mandato se han tenido grandes avances en materia de seguridad, economía, infraestructura, salud, educación, derechos humanos, combate a la corrupción y se ha reducido en un máximo los lujos del gobierno.

Gran golpe mediático fue la detención del ex procurador Jesús Murillo Karam, acusado por los delitos de desaparición forzada, tortura y obstrucción de la justicia en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, pero aún más mediático fue su vinculación a proceso y que entre las medidas cautelares se dictaran 90 días de prisión preventiva justificada.

Por sí hacía falta un clavo más al ataúd del otrora partido hegemónico, pues durante este sexenio hemos visto cómo va en caída libre y estrepitosa, esta semana al PRI le han asestado más golpes directos y contundentes al lastre que tiene por presidente de su Comité Ejecutivo Nacional y que responde al nombre de Alejandro Moreno Cárdenas, quien, cobijado por su ego, lejos de ser objetivo, tal parece que solo busca saciar sus ambiciones personales.

El pasado fin de semana se llevaron a cabo las elecciones para designar a los nuevos 300 consejeros y consejeras distritales que integrarán el Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional. En un acto cobijado por la polémica que se generó en las semanas previas y que, haya sido por morbo o por un interés verdadero, logró atraer la mirada del País que siempre se mantuvo atenta y expectante a lo que ocurría en dicho proceso.

Al ritmo de la canción que versa ‘Uy, que miedo, mira como estoy temblando’, fue que el presidente Andrés Manuel López Obrador respondió ante la noticia de las consultas relacionadas con la nueva política energética de México que pretende hacer el gobierno de los Estados Unidos de América y a las que también se sumó Canadá, con motivo, dicen, de posibles violaciones al Tratado de Libre Comercio derivadas de las reformas hechas a la Ley de la Industria Eléctrica.