lectura de comprensión

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Lectura de comprensión


Hubo una vez un bosque de árboles pequeñitos dentro de la selva Amazonas, que crecían todos a la vez. Habían sido plantados por un anciano de cabellos blancos como la nieve, que cuidaba de que todos crecieran rectos y sanos. Pero aquel lugar era un sitio de fuertes vientos, y los pequeños árboles preferían evitar las molestias del aire encogiéndose y torciendo sus troncos y ramitas.

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Lectura de comprensión 


Había una vez tres hadas muy felices que vivían juntas en la misma casa. Una se pasaba el día leyendo. Se llamaba Lea. Otra solo se dedicaba a pintar. Su nombre era Piti. La tercera se ocupaba de limpiar y cocinar. Todos la llamaban Coqui. Nadie entendía por qué Coqui era la única que se ocupaba de las tareas en aquella casa. Pero a Coqui le daba igual, porque ella era feliz así.

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Nació el 24 de marzo de 1874 en Budapest (Hungría). En realidad, se llamaba Ehrich Weiss, pero después empezó a usar el de Harry Houdini como nombre artístico. Lo tomó del mítico Robert-Houdin, el padre de la magia moderna.

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Cuenta la leyenda, que hace muchos, muchos siglos, en un lejano país del norte, el rey Erico El Viejo, enfermo y cansado de gobernar, anunció a todos sus súbditos que elegiría a un sucesor basándose únicamente en la fortaleza que éste demostrara.

Pronto, se presentaron ante el rey los hombres más valientes de la región y narraron sus heroicas hazañas.

El primero en participar fue Trim, un hombre fornido y de barba roja que dijo:

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¡Oh, Gran Mago! ¡Ha ocurrido una tragedia! El pequeño Manuel (Manu) ha robado el elixir con el hechizo Lanzapalabras.

- ¿Manu? ¡Pero si ese niño es un maleducado que insulta a todo el mundo! Esto es terrible… ¡hay que detenerlo antes de que lo beba!

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Lectura de Comprensión


¿Vienen a jugar? - preguntó Lupita a sus amigos Eric y Luis.

- No gracias, preferimos ver otro vídeo.

- ¡No pasen el día pegados a las pantallas!- les recriminó Lupita. Y tenía razón: desde que Eric y Luis aprendieron a usar los móviles olvidaban las excursionistas, ya no hacían otra cosa que navegar por internet. Poco a poco, iban perdieron habilidades y como comían mucha comida chatarra apenas se movían, cada vez estaban más subidos de peso y con mal carácter.

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Diego Velázquez nació en 1599 en Sevilla, España; creció siendo obediente, responsable, disciplinado, discreto, solidario y haciendo sentir a sus padres muy orgullosos de él.

Según iba creciendo iba demostrando su pasión por la pintura: pintaba las paredes, los suelos, las mesas, las piedras, y lo hacía tan bien y con tanta precisión que por eso sus padres hablaron una noche.

—Juan, deberíamos mandar a Diego al taller de Pacheco —dijo Jerónima.

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Había una vez un niño llamado Lucio, cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo a la luna, pero tenía tan poco dinero que no podía comprar ninguno.

Un día, junto a la acera, descubrió la caja de uno de sus cohetes favoritos, pero al abrirla descubrió que sólo tenía un pequeño cohete de papel averiado, resultado de un error en la fábrica.

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Colaborar en las tareas del hogar es muy importante porque si nos organizamos bien tenemos más tiempo para hacer otras que nos gustan. Mi madre puede leer y escribir más tiempo, mi padre puede tocar la guitarra y hacer sus maquetas de aviones, y mi hermano y yo podemos jugar más rato. Mis padres nos dicen que para vivir a gusto en una casa tiene que estar ordenada y limpia, y que eso es cosa de todos.

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Hace mucho, mucho tiempo, nada más de terminar de crear el mundo, Dios decidió tomarse un día de vacaciones. Como los animales estaban recién hechos y aún no sabían qué tenían qué hacer, no se les podía dejar solos, así que Dios buscó un angelito que pudiera cuidarlos. Aunque era un poco desastre, el angelito Perico tenía tantas ganas de estar con los animales, e insistió tanto, que Dios decidió entregarle el trabajo.

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Era una tarde fría con brisa y grandes gotas de agua que arrojaba el cielo y ahí se encontraba Neto, sentado sobre una piedra, tratando de memorizar los números de la pizarra, a través de la ventana. Cada vez que lo observaban, muchos de los niños se preguntaban qué hacía ahí sentado, pero nadie se preguntaba a dónde iba después de que terminaran las clases.