Licenciado en Derecho y en Administración de Empresas, Fernando Ríos Vite es un viajero incorregible, abogado de primera, administrador y agente de bienes raíces.
Nació en la Ciudad de México el 2 de noviembre de 1949 y llegó a Cuernavaca a los 7 años a una casa de la calle Salazar. Su papá fue Fernando Ríos Fuentes, administraba el Hotel La Greta. Su mamá era María Concepción Hernández, tenía un salón de belleza donde también vendía  productos faciales como Avón y otras marcas. Tuvieron dos hijos, Angelita, que falleció al nacer y Fernando quien fue hijo único.

Su padre además de ser conservador, era muy estricto y no le permitía que aprendiera a tocar guitarra, porque él iba a ser un profesionista.  Un día doña María no podía abrir su negocio pues al tratar de abrir la cortina estaba un tipo tirado sin poderlo mover. Le dijo a su empleada que le ayudara a quitar a ese señor que estaba dormido y atorando la puerta. La joven sacó un frasco e hizo que el tipo lo oliera, quien de un brinco se levantó y salió corriendo ¿Pues qué le hiciste? Le di a oler amoniaco porque con eso le quitamos lo borracho todas las noches a mi papá, dijo la muchacha riéndose.
Fer, como le dicen, estudió la primaria en la Ciudad de México y la terminó en el Colegio Cristóbal Colón, donde también estudió la secundaria. La preparatoria la pasó en la No. 1 de la UAEM y mientras descansaba, su mamá le dejaba tocar la guitarra antes de que llegara el papá. También estuvo en la escuela comercial Hidalgo donde terminó los estudios en  Administración de Empresas y después se inscribió en la Escuela de Derecho y Ciencias Sociales en la UAEM, recibiéndose en 1994. Su primer trabajo fue en el Registro Público de la Propiedad cuando el gobernador era el doctor Lauro Ortega Martínez, de 1994 al 2000.

Después se fue a la procuraduría con el licenciado Rogelio Sánchez Gatíca al que le guarda mucho aprecio y con quien estuvo tres años, al igual que al licenciado Joaquín Magdaleno, quien lo convenció a que terminara la carrera de licenciado en Derecho y que además tenía que dedicarle su tesis.Fue propietario del Restaurante “Pachuquilla”, también conocido como El restaurante “Chipitlán” y era uno de los mejores de Cuernavaca al sur de la avenida Morelos.Tiene tres hijos: a los cuales les dio carrera. Fernando estudió mecánica y más tarde la carrera de Licenciado en Derecho, Alfredo también terminó la carrera de Derecho y Margarita estudió para profesora, después de nueve años de trabajar en el gobierno. Los dos viven en México y su hija Magucha vive en Nueva York.
Conoció a María Teresa Granja cuando trabajaba con un señor que vendía terrenos de forma fraudulenta repetidas veces. María Teresa dejó el trabajo al enterarse de esos malos manejos. Se casó con ella y decidieron no tener más hijos. Poco a poco, los hijos fueron aceptando ese matrimonio. Ama a Cuernavaca; pero se fue a Estados Unidos a buscar trabajo en tiempos de la guerra de Vietnam y se regresó a México temeroso de que los gringos lo fueran a enrolar en su mugrosa guerra.
Don Fernando se ha dedicado a litigar Derecho Administrativo, el que relaciona a particulares a las autoridades; es de lo más interesante pues se está en contacto con el ciudadano y su relación con la burocracia, casi siempre en defensa del cliente y al ser intermediario, actuaba como conciliador.   
Don Fernando fue secretario de la Cámara Nacional de la Industria de Alimentos Condimentados (CANIRAC).
En materia Civil defendió un caso en que un sujeto se estaba aprovechando de una familia a quien estaba dejando sin patrimonio y gracias a su intervención se logró recuperar la propiedad que con tantos sacrificios había logrado. Se emociona mucho al contarnos esto.
Recuerda que le gustaba ir de viaje con sus tres hijos por toda la república, en especial a Jalisco donde tenía parte de su familia, Zihuatanejo, Acapulco, Morelia, Mérida, la hermosa Ciudad de México, Ixtapan de la Sal, Tepoztlán, los balnearios y conventos de Morelos.
También salían al extranjero, por ejemplo a Hollywood, a Cabo Cañaveral donde los muchachos se emocionaban con la cápsula que llevó al hombre a la luna, a Los Ángeles y al Parque de Diversiones Disneylandia. Sus hijos andaban entre los once y trece años.
Nos cuenta que María Teresa y él estuvieron en Italia, Israel, Grecia y Alemania un mes en cada lugar. Años después en la Feria de la Cerveza de Frankfurt; de Cuba recuerda muchas cosas y en especial la ciudad de Cien fuegos y La Bodeguita del Medio en La Habana.
Han ido últimamente él y su esposa María Teresa, a Puerto Vallarta y a la Ciudad de México al teatro, al Palacio de Bellas Artes, pues a ella le gusta mucho la ópera y a otros lugares.
Tiene un despacho de bienes raíces y nos recuerda de su cliente Eusebio Rogel Rebollar quien tenía un negocio de pollos en La Pradera y le pidió que le vendiera una propiedad de 260 metros cuadrados. Cuando fue a verla, ésta estaba completamente abandonada y en total deterioro, con tres locales a la calle a punto de caerse, Fer le preguntó por el precio y don Eusebio le dijo que él se lo pusiera. Finalmente lo vendió muy bien y se ganó una buena comisión. El señor Rogel le dio muchas propiedades para vender y a Fernando le fue muy bien. De ahí se metió en el negocio de bienes raíces.     
Actualmente tiene su despacho en su casa y se reúnen a trabajar un grupo de abogados: civilistas, penalistas y alguno que otro agrarista.
El padre de Fer, era un caballero conocido por casi toda Cuernavaca. Don Fernando Ríos era dueño de seis locales de la calle Guerrero, desde el Hotel Lido hasta la propiedad de los Tajonar. Ahí estaba el negocio de aparatos eléctricos del señor Rossi, la vinatería de una distinguida familia que venía de Cuba. Adelante estaba la tienda de ropa y de uniformes de don Guillermo y tres locales más.
En 1976 Fer estaba en preparatoria cuando tocaba la guitarra tarareando una canción. Conoció a unos jóvenes que les gustaba tocar y lo invitaron a dar una serenata. Hizo la segunda voz y le pidieron que cantara en primera. Gustó tanto que le propusieron ser parte de un trío y así fue como incursionó en la música. Ahora tocan por placer en casa de cada uno o hacen sus reuniones bohemias. A veces son contratados y cobran por la actuación; integran un grupo de cinco y tienen su propio equipo de música. Entre ellos hay otro abogado y tres músicos de carrera. El Ayuntamiento prohíbe dar serenatas.
Hoy en día el licenciado Ríos Vite tiene su despacho de Bienes Raíces, practica la abogacía gratis a la gente de bajos recursos. No ha dejado de tocar con su grupo musical y es una persona conocida y respetada por toda Cuernavaca.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

 

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp