Arquitecto, trabajador para el foviste, hombre honesto y entregado padre de familia es Fermín Romero Ruíz, quien nos cuenta que estando en la clase de química en preparatoria, le hizo una broma a un compañero al meterle una hormiga en la oreja; la maestra lo sorprendió en el acto y lo corrió del salón, no sin que recibiera la burla de sus compañeros.

Nació en Cuernavaca el 7 de julio de 1950. Su papá era Luis Romero del Morales, el cual tenía una fábrica de estampados a mano en la calle Domingo Díez y su mamá fue doña Isabel Ruíz Barrera, quien tenía una tienda llamada Teocalli Shop, en el antiguo hotel Marik Plaza. Fermín tiene una hermana que se llama María Antonieta.

Fermín estudio en el jardín de niños Resurgimiento, la primaria y la secundaria en el Colegio Cristóbal Colón. La preparatoria y la licenciatura en la UAEM en la aún Escuela de Arquitectura, la que después se convirtió en la Facultad de Arquitectura, recibiéndose en 1976.
Se casó con la hermosa señorita Patricia Nava Zúñiga a quien conoció en la casa de unos tíos maternos que vivían en la Plazuela del Zacate. Se casaron en mayo en 1975 en la Ciudad de Cuernavaca. Procrearon cuatro hijos: Fermín, Luis Miguel, Juliane y Andrea Isabel.

Fermín terminó la carrera en Sistemas Computacionales; Luis Miguel es Diseñador Gráfico, Juliane es Contadora y administradora de la compañía FR Construcciones. Andrea es maestra de Inglés y de modelaje profesional.

El arquitecto Romero Ruíz consiguió su primer trabajo en la construcción de la Unidad Habitacional del FOVISTE en la colonia Las Águilas, con el Ingeniero Reyes, profesionista de amplios conocimientos, con quien aprendió más que en toda la carrera de arquitectura.

Este grupo de construcciones fueron unas de las primeras unidades habitacionales del Foviste, el cual hoy en día ya dejó de construir y se convirtió en un fondo de préstamos para la vivienda FOVISSSTE. Posteriormente siguió trabajando en la construcción de Unidades en el Estado de Michoacán y en el Estado de Jalisco, hasta llegar a ser funcionario de la compañía en la Ciudad de México como Supervisor del Área noreste de la República y más tarde fue nombrado supervisor del Foviste en el área metropolitana.

En aquel tiempo el arquitecto Romero Ruíz tenía nueve unidades bajo su supervisión con  grupos de 700 a mil viviendas.
Fue contratado por grandes empresas como las compañías Fridman, Constructora  Castor y muchas de las más importantes de la Ciudad de México.
Sus amigos inseparables han sido: Antonio Ponciano, Tito García, Fernando Cuevas, Fidel Rubí Mercado, Raúl López Prida, Raúl Urban, René Sanchez, Feliu Iñesta, Victor Manuel Rodríguez y muchos más.

Recuerda de cuando iban a echar relajo al restaurante de moda “El Burger King” el cual estaba a un costado del Restaurante La Universal. También cuando estaban esperando que alguno de los amigos les dijeran dónde había alguna fiesta de quince años o alguna boda, pues en aquel tiempo se estilaba que todos los grupos de amigos fueran a darle vida. No eran peleoneros, sino que eran puros amigos que practicaban Judo, con el maestro Rojas de donde salieron grandes Judocas quienes después se convirtieron en maestros de esta disciplina y en la parte baja del Edificios Caballero Díaz se encontraba el Dojo de Karate, donde la mayoría de los muchachos practicaban el Karate-Do, bajo la dirección del maestro Matzura.

Cuando le preguntaron si eran unos deportes muy agresivos, él contestó que tanto el Judo como el Karate son disciplinas que enseñan a evitar todo tipo de pleitos y te daban las herramientas para saber concentrarte y a través de la meditación evitar cualquier agresión.

Después de trabajar para las grandes compañías de edificación puso su propia constructora llamada FR Construcciones y tiene su despacho en bulevar Benito Juárez. Comenta que tiene muchos años con su constructora, pero cuando es requerido para algún trabajo con sus antiguos patrones, el acepta, pero al terminar regresa a su empresa, la que sigue funcionando.

Fue presidente de la Asociación de Arquitectos egresados de la UAEM, así como fundador, junto a un grupo de colegas: Colegio de Arquitectos de Cuernavaca, A.C.
Cuando practicaba el Judo con los hermanos Rojas del grupo Samurai en su propia escuela de Judo, dirigida por el Sein-sei de uno de los hermanos Rojas. Tiempo después se cambió al Dojo de la escuela de Karate, la cual estuvo por muchos años en los bajos del Pasaje Caballero Díaz, el que fue dirigido por el señor Luis Marín, quien era dueño de la compañía de Viajes Marín. De ahí salieron el maestro Sergio López, segundo Dan, quien ganara el  campeonato en la escuela Mexicana de Karate-Do en la Ciudad de México, en aquel tiempo esta escuela era el más importante centro de Karate-Do de Latino América. Años después, la escuela de Karate-Do se cambió a la calle de Pericón esquina Madero de Cuernavaca. Ahí continuó siendo el Sen-Sei el Dan maestro Murata.

Fue invitado a jugar futbol con sus amigos: José Luis Mendoza, el Willi Arcos, Joel Cárdenas “El Toluco” y otros, pero Fermín nunca dio pie con bola e iba a los partidos de sus cuates a verlos jugar.
Nos cuenta de lo bien que se lleva con su esposa Paty con quien viajaba a los lugares donde supervisaba los trabajos del Foviste. Una vez en Morelia, Fermín y Paty se fueron a cenar a un importante restaurante y se encontró con su amigo Julio Sánchez, acompañado de una bella mujer que no era su esposa. Fermín  como si no los hubiera vista pagó las bebidas consumidas y se llevó a Paty a cenar a otro lado,  pues ella era muy amiga de la esposa. Paty se salió del restaurante junto a su marido Fermín haciéndose la que no reconoció al esposo de su amiga y terminaron en una de las típicas loncherías no lejos de ahí. Jamás hemos tocado ese tema.

María Antonieta, la hermana de Fermín vendió la casa de su mamá con todo y muebles donde iba incluida su biblioteca y su escritorio labrado a mano con toda la papelería de sus trabajos, el historial completo del Foviste, de las constructoras Fridman y Castor, con toda la información sobre los 44 años de trabajo en todas esas empresas, sus años en el Foviste, los documentos de sus pagos al Seguro Social, listos para presentarlos al IMSS y le entregaran su jubilación por esos años de trabajo.

El historial de su carrera. Aquellos recuerdos de los trabajos por todo el País, las fotos con Paty y los hermosos lugares en que me acompañaba en mis viajes habían desaparecido.
Ahora vive de su constructora y se queja de que el trabajo está muy escaso, pero también se defiende con una inmobiliaria que tiene en su oficina del bulevar Benito Juárez y se dedica a la compra y venta de bienes raíces.

Fermín cuenta de la historia de la mitad del siglo pasado y de sus propias vivencias en la otrora tranquila Cuernavaca, a la cual ama entrañablemente.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

 

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