Arquitecto de profesión, cuernavacense de corazón y gran amigo, es el arquitecto J. Antonio Rubira Gutiérrez, quien nació en Pachuca, Hidalgo el 8 de febrero de 1949. Su papá era Antonio Rubira Martínez, el quera fue chofer del gobernador del Estado de Hidalgo, Vicente Aguirre y también de su hermano, presidente municipal de Pachuca. Su mamá era María de la Luz Gutiérrez Montaño.

Toño estudió en su ciudad natal hasta la secundaria, llegó con sus padres a Cuautla Morelos en 1965 donde estudió la preparatoria. Al terminar se regresó y se apuntó en la UNAM y en la UAEM. Prefirió quedarse en Cuernavaca en la Escuela de Arquitectura que en ese entonces se encontraba en la avenida Elías Calles y en 1968 se cambiaron a Chamilpa. Pertenece a la Generación de Arquitectos 1967 1972. 

Cuando el arquitecto Francisco Badillo era Director de la Escuela, se realizó un festival en honor del gran arquitecto Matías Goeritz. 

Siendo estudiante trabajó en el Departamento de Turismo y en el Comité de Administración del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPCE) en dibujo y proyectos. Recuerda que le pagaban diez pesos por hora.

Se acuerda de que cuando salió de la carrera no sabía nada de la construcción: ni lo que es amarrar una trabe ni preparar un castillo. En aquel entonces acababan de salir los blocs, pero en la escuela no enseñaban la diferencia entre un ladrillo y un tabique.

Se acercaba a los maestros de obra para ver si estaba bien el trabajo que “él había ordenado hacer”, pero nos confiesa, que él se quedaba viendo como medían el nivel a base de una manguera de agua. Aprendió a amarrar los castillos con alambre, de qué grosor era el alambrón, cuál es la diferencia entre un muro de ladrillos y uno del mismo material pero capuchino. Total que Toño aprendió más en una de las obras donde acompañaba a uno de los ingenieros, que en seis años en la Facultad.  

Su primer trabajo formal fue en la Dirección de Obras Públicas en 1972, en el sexenio del ingeniero Felipe Rivera Crespo, la cual dirigía el ingeniero Rafael Hernández y Hernández a quien menciona con cariño y respeto, quien siempre lo ayudó y lo contrató en el Departamento de Planos y Dibujos, en lo que Toño si era un experto.

El primer trabajo que le instruyó efectuar el ingeniero Hernández fue el de construir, junto con él, un muelle para la laguna de Coatetelco de sesenta metros de largo cimentada en el agua. Al terminar el trabajo el presidente municipal y los ciudadanos de los alrededores les hicieron una fiesta con mojarritas recién pescadas y aguas frescas de frutas de la estación.

En 1976 entró a la dirección el arquitecto Miguel Salinas. En el sexenio del doctor León Bejarano, nombró a Jiménez Cano como Secretario de Desarrollo Humano y en 1978 lo llamaron a trabajar a la Secretaría de Programación y Presupuesto de la Federación en la Delegación del Estado de Morelos como Supervisor de programas de inversión: PIDER, CUD y CUC por parte del gobierno Federal.

Le ofrecieron la coordinación de obras de Tres Marías, la que presidía la licenciada Alina Rivera Torres Mansi. Ahí, Toño se encargó de edificar una nueva escuela y de la ampliación de aulas de otra. Llegó a la Dirección de Catastro con el arquitecto Ricardo Zúñiga, en la calle Hidalgo. Ahí trabajó durante dos años.

Regresó a trabajar a la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y fue nombrado, Jefe de la Unidad de Seguimiento en Obras Hidráulicas (SARH) con el ingeniero Sergio Verduzco. 

Al cambio de gobierno se formó La Dirección de la Comisión Nacional del Agua, también perteneciente a la SARH, ahora como delegado de la dirección de la Secretaría que hoy es SAGARPA, en las calles de Nueva Bélgica y Recursos Hidráulicos, donde lo hicieron Subgerente en la Comisión Nacional del Agua. Ese trabajo se terminó en 1994 y al siguiente año se regresó como Jefe de Zona en su anterior puesto en el CAPCE en Morelia, Michoacán.

Regresó a Cuernavaca a seguir trabajando en la arquitectura y comenzó a edificar casas, obras rurales, entre ellos, asoleaderos para la agricultura del sorgo y trabajos varios, como subdivisiones de terrenos y planos entre otras cosas.

Su esposa se llama Mercedes Montes Bustos de quien se separó desde hace 25 años. Procrearon tres hijas: Luz Aurora, Mónica Dolores y Emma Mercedes. Su hija Aurora es licenciada en Comunicación Humana por la UAEM. Es maestra y trabaja en una escuela en la Ciudad de México, está casada y tiene una hija llamada Sofía. Mónica se casó con el ingeniero Daniel Bernal; radican en la Ciudad de Monterrey y tienen una hija llamada Dany. Emma Mercedes es licenciada en la enseñanza del francés e imparte esta materia en distintos centros universitarios de Cuernavaca. Nos anuncia que sus nietas son su adoración.

Nos relataba de su amistad con el Capitán Alegría, de sus encuentros con el Che Garufa y del carácter de Pepe Gutiérrez sacando su pistola -que él piensa que jamás us- de la hora del pueblo que Pepe dirigía, así como los carnavales que también muchas veces fueron organizados por él mismo a quien Cuernavaca le debe una gran parte de su historia como el más importante promotor turístico que ha tenido nuestra ciudad. Y de las aventuras con las gringas quienes pasaban por La Casa Cárdenas, frente al Palacio de Cortés y los vendedores ambulantes con sus artesanías no nos dejaban admirarlas.  

Gracias a su trabajo ha recorrido casi todo el Estado de Morelos, conoce muy bien Michoacán, porque trabajó con el gobernador, Ausencio Chávez Hernández.

Recuerda que su infancia estuvo llena de afectos familiares, lleva una buena relación con su hermano, el licenciado Salvador Rubira, quien ejerce en la Ciudad de Cuautla.

Nos cuenta que su mamá se encargaba de cuidarlos, asegurarse que hicieran sus trabajos de la escuela y era de lo más cariñosa con todos. De su padre recuerda que lo enseñó a manejar desde niño y lo llevaba cuando en el auto, iba a efectuar algún trabajo para sus patrones. “Eran unos momentos maravillosos”, nos dice.

Toño sigue trabajando con particulares y estancias para niños, ha hecho casas en Lomas de Ahuatlán y en otras colonias., Realiza gestorías y asesorías relacionadas con la construcción. A pesar de las altas y bajas naturales de la vida, el arquitecto se siente muy satisfecho con lo que ha vivido.

Cuando en 2017 su generación cumplió 50 años, él recordó el inicio de aquel sueño de llegar a ser arquitecto. En esa ocasión se reunieron el grupo de la generación con el arquitecto y escultor Matías Goeritz.

Estuvo en Houston, Texas de paseo y visitó el Astrodom, donde vio algunos partidos de futbol americano, volviéndose un aficionado a ese deporte.

Aprendió mucho sobre Ingeniería Hidráulica con el ingeniero Sergio Corza en la Comisión del Agua y cuando salió de ahí, ya era todo un experto.

El arquitecto Juan Antonio Rubira Gutiérrez sigue trabajando en la construcción, es un hombre honesto y sobre todo un gran padre y cariñoso abuelo morelense.

Semblanzas de Morelos
Rafael Benabib
rafaelbenabib@hotmail.com

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