Me parece que la figura del Director Deportivo se ha sobredimensionado en el futbol mexicano; digo, si hablamos del Técnico, quizá alcance a influir hasta un 30% en el desempeño del equipo, pero ¿El Director Deportivo?

Esto viene a cuento debido a la novela protagonizada en el seno de la Máquina celeste de Cruz Azul, que culminó con la salida de Ricardo Peláez de la institución.

Y es que, el Director Deportivo no es el dueño del equipo. Tampoco es que yo crea que se trata de una figura decorativa, es un subordinado que puede y debe emitir su opinión, sin condicionarla a caprichos o intereses personales, poniendo un chantajista ultimátum si no se hace su santa voluntad.

Lo deseable es trabajar en equipo, “poniendo el esfuerzo individual al servicio del éxito colectivo”, que las propuestas para solventar cualquier inconveniente provengan de todos lo interesados, que se analicen, si es posible que pasen por el consejo directivo, para que se actúe en consecuencia, tratando de obtener el máximo beneficio, sin perder de vista que existe el líder y los subordinados.

Aunque, por supuesto tiene delegadas ciertas funciones, las decisiones trascendentes las debe consultar con la superioridad, respetando el organigrama y actuando de manera institucional ¡No se manda solo! Hay decisiones que revisten, de tal importancia que, en la última de las instancias, deben de ser tomadas por la persona que goce de mayor jerarquía en la empresa.

¿Se acuerdan ustedes, estimados lectores del Diario de Morelos, de la última vez que el equipo de sus amores consiguió un título de Liga? Apuesto a que sí recuerdan quién era el Director Técnico y el nombre de varios de los jugadores y hasta de los autores de los goles; pero, dudo mucho que sepan quién era, en su momento, el Director Deportivo.  Es más, también apuesto a que ningún aficionado conoce quién ocupa ese cargo en cada una de las 19 escuadras del máximo circuito en el balompié mexicano.

Ojo, yo no digo que su labor no sea importante y tampoco que no sirvan para nada, al contrario, es un trascendente engranaje en la maquinaria. Lo único que afirmo es que: “no puedes (ni debes) ser ajonjolí de todos los moles”.

Finalmente, la materia prima indispensable son los futbolistas, el Director Deportivo no juega, no gana títulos. Los campeonatos los consigue el club no los obtiene una sola persona, … “Nadie es tan fuerte como todos juntos”

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