Manita de puerco

El mundo entero se preparaba para que, a partir del 24 de julio del presente, diera inicio la gran fiesta deportiva de la humanidad, cuando fueran inaugurados los Juegos Olímpicos, Tokio 2020; pero el diablo (o el coronavirus, como usted prefiera llamarle), metió la cola, provocando una terrible pérdida económica y posponiendo los sueños de miles de atletas.

Mientras la pandemia avanzaba y eventos estelares eran cancelados uno a uno, los japoneses permanecían impávidos, sin pronunciar palabra alguna al respecto, sin decir “esta boca es mía”.

Incluso llegaron al colmo de, el 12 de marzo, en plena contingencia del planeta, encender la llama olímpica, en el Templo de Hera, Grecia, para trasladarla por vía aérea a Fukushima, lugar desde donde iniciaría su recorrido por el país entero, para en la fecha señalada llegar al pebetero.

Por supuesto que las críticas no se hicieron esperar y no fue sino hasta que Australia y Canadá se pronunciaron al respecto, el 24 de marzo, en el sentido de que abandonarían el proyecto y no estarían presentes en el magno evento, que reaccionaron.

Los nipones y el Comité Olímpico Internacional, ya con los dedos en la puerta, y ante la presión de propios y extraños optaron por la más razonable de las salidas y esta fue posponer los juegos para el año entrante, con fecha aún sin confirmar, con la condición de que se efectúen no más allá del verano 2021.

Y es que, era lógico, independientemente de que hubiera sido una gran irresponsabilidad congregar a tantas personas provenientes del mundo entero en un espacio tan reducido, exacerbando el problema; también lo era, el hecho de que los deportistas no contaban, durante los últimos meses, con las facilidades y condiciones de hacer una preparación exhaustiva para así estar a la altura de todas las competencias.

Entre los acuerdos tomados destaca que el evento no cambia de nombre; es decir, continuarán siendo los “Juegos Olímpicos Tokio 2020”, aunque se realicen un año después.

Será la primera vez que los olímpicos se suspenden por una causa diferente a la guerra. Sin embargo, se trató de “otra mancha al tigre”; digo, si ya se habían pospuesto: la Euro, la Copa América, las eliminatorias mundialistas, el Maratón de Boston, la Formula uno, etc., estaba cantado

No faltará quien pretenda ponderar la decisión tomada por los organizadores, apelando a la sensatez, cuando lo cierto es que no les quedaba de otra y las circunstancias, así como la presión internacional terminaron por hacerles… manita de puerco.

 

Eduardo Brizio

ebrizio@hotmail.com

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