Los recién nacidos tienen el derecho a recibir un tamizaje visual al nacer para descartar alteraciones que puedan afectar su vida futura. Entre los problemas más comunes se encuentran errores de refracción, cataratas, glaucoma congénitos y retinopatía del prematuro, que puede conducir a la ceguera en bebés de bajo peso o que nacen prematuramente.
Ana Laura Martínez Rodríguez, responsable de la Licenciatura de Optometría en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM, enfatiza la importancia de este examen. Con motivo del Día Mundial de la Visión, que se celebra el segundo jueves de octubre, Martínez invita a la población a realizar evaluaciones visuales, especialmente en niños, independientemente de su capacidad para leer.
La Organización Internacional de Prevención de la Ceguera (IAPB) estima que 450 millones de niños en el mundo tienen afecciones visuales que requieren tratamiento. La falta de acceso a atención oftalmológica es un problema significativo, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.
Martínez recomienda que, tras el nacimiento, un oftalmólogo realice un tamizaje visual, con un seguimiento a los seis meses y luego anualmente. “Esto nos ayuda a identificar problemas a tiempo y tratarlos para evitar complicaciones futuras”, señala.
En México, las afectaciones visuales más comunes incluyen miopía, astigmatismo y hipermetropía, que pueden llevar a discapacidades si no se tratan. Además, enfermedades como el glaucoma y cataratas son causas principales de ceguera irreversible.
El estilo de vida juega un papel crucial en la salud visual. Buenos hábitos alimenticios, actividades al aire libre y revisiones anuales pueden favorecer la visión, mientras que el mal descanso y el uso excesivo de dispositivos digitales pueden perjudicarla, especialmente en los niños.
Martínez subraya la necesidad de que los especialistas estén bien capacitados y actualizados. Concluye que la detección temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para asegurar un desarrollo visual saludable en los niños.