A LA luz de lo planteado por el de todos conocido doctor Hugo López-Gatell, el semáforo sanitario relativo a COVID-19 es negociable y, en el último de los casos, responsabilidad principal de las autoridades estatales.
Esta característica especial de la estrategia nacional en tiempos de pandemia se dio debido al cuestionable trato que le venía dando la federación a algunas entidades por apoyo en equipo y otros recursos.
Para nadie es un secreto que más allá del ámbito de salud están presentes algunas diferencias políticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con entidades como Jalisco, de Enrique Alfaro Ramírez.
JUSTO EL viernes el subsecretario nacional de Salud, López-Gatell, reconoció que el diseño inicial del semáforo federal para acceder a la “nueva normalidad” fue modificado por petición de algunas entidades.
A saber, lo anterior no es en el caso de Morelos, cuya circunstancia ha sido interpretada por igual por las autoridades federales y estatales, sin que se conozca de algún diferendo como para algún desmarcaje.
Con los datos que ha aportado el gobierno estatal al federal en cuanto a casos COVID-19, el semáforo que habrá de regir a Morelos en esta semana no da sino para iluminar rojo, alias, hay que seguir guardados.
DE LAS cuatro variables que conforman el semáforo para Morelos, en dos marca como máximo el nivel de riesgo epidemiológico, tendencia de casos hospitalizados y porcentaje de positividad, que obligan rojo.
Aunque la tendencia de casos es naranja, es decir alto, y porcentaje de ocupación hospitalaria es medio, amarillo, la situación general de COVID-19 en Morelos no da siquiera para repelar un mejor semáforo.
Y esto que Morelos no marche francamente a la “nueva normalidad” es la aflicción del doctor Marco Cantú, secretario estatal de Salud, porque en la medida que se alarga el confinamiento, hay daño a la economía.
PARA NUESTRA necesidad y hasta desesperación, vale asomarse a la ventana de España, que con dinámica diferenciada en sus provincias avanza en la “desescalada”, como futurismo para nuestra realidad.
Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1