“AL MAL tiempo, buena cara”, reza la sabiduría popular, pero qué tan bueno será llevarla al chacoteo y regocijarse ahí en casos como el del Coronavirus, específicamente el Covid-19, que de cierto está aquí.
Se han difundido mil y un memes, que han amenizado otras tantas charlas, y proliferan las teorías del origen y presuntas intenciones de conspiración internacional en el surgimiento de lo que es pandemia.
A nivel mundial, ayer entrada la tarde-noche la cifra de fallecimientos por este mal rondada los 5 mil, presencia del virus en más de 120 países y en EU el presidente Trumph declaró la emergencia nacional.
LAS REACCIONES en el mundo ante la vertiginosa dispersión del virus y multiplicación de casos han sido muy variadas y en diversos niveles de intensidad, en tanto lo visto en México parece ir con cierta lentitud.
Mientras el “tren del mame”, temerario, aún ilustra la peligrosidad del Covid-19 enunciando que no hay que ir a “China-meca”, la tierra del General, el ascenso del contagio impone por otro lado mucho temor.
De forma simultánea, el presidente de la República recién ha dicho: “Hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada; así. Nada de confrontación, ni pleitos”.
DICE, LOS que dicen que saben, que una pandemia no se contiene y supera mediante decretos de gobierno o la sola acción de éste, sino que es determinante lo que hace y deja de hacer la población en general.
El gobernado necesita, sin embargo, la imagen, la palabra, la acción de su gobernante para enfrentar un adversario como el Covid-19; pero, si su gobernante es omiso, opaco y/o negligente, la amenaza es mayúscula.
Así, más por sí que por guía de autoridad, sale el Tec de Monterrey con que suspende las clases presenciales, la UAEM analiza hacer lo propio, subsistemas de educación estatal no están lejos de ir por la línea.
LA EXPECTATIVA de que el Covid-19 choque con mayor intensidad a México a finales de este mes, mientras las autoridades deshojan la margarita, da frío. Conste que estamos a menos de dos semanas del impacto.
Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1