A LA luz del alud de información que corre profusa e incesantemente en las redes sociales, prácticamente ya no es necesario esperar el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, para ver toda suerte de desvaríos.

Lo que inicialmente fueron bromas en la “twittósfera” y otros espacios digitales, se ha encaminado incluso a la divulgación de información deliberadamente inexacta y, en otros casos, definitivamente falsa.

Más aún, se ha consolidado un rubro más en esos espacios que es el del ataque sin el menor pudor y no directo, sino muchas veces vulgar y cobarde, porque el emisor no se identifica o lo hace con nombre falso.

EN LAS redes sociales, todos los días pueden ser Día de los Santos Inocentes, porque más tarda en aparecer cualquier “volada” en que algunos contactos o seguidores lo están “reposteando” o “retwitteando”.

Muchas veces no hay el más mínimo análisis o cuestionamiento a lo que llega a los móviles o pc de escritorio, pues se le concede calidad de verdad absoluta y se multiplica exponencialmente en busca de más incautos.

En esto que es una dinámica comunicacional, quiérase o no, abundan los “santos inocentes” que caen, felices de dar por cierto lo que le acomoda a sus sentimientos muy personales, más que a su razonamiento.

SER UN “santo inocente” no es una actividad en la que siempre deba responsabilizarse a un bromista, también se puede ser víctima de un engaño de sí mismo, aceptando algo sabiéndolo sin fundamento sólido.

El campo más fértil para el autoengaño se está dando en el terreno de la política, donde hoy día se ha dividido la sociedad en “chairos”, “derechairos” y su variada cauda de sobrenombres “fifís”, “pejezombies”…

En el imperio de la masa se reduce la capacidad de raciocinio y se impone el reinado de la emoción, el gusto, “el hígado” pues; en esta otra variedad de “santos inocentes” cada quien cree lo que quiere creer, no más.

PERO, MÁS allá de interpretaciones, hoy es Día de Santos Inocentes y por lo visto no es necesario recomendar la preservación de esta curiosa tradición de engañar al incauto. Esta especie no está en peligro de extinción…

Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1

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