APARTE DEL caos en el tránsito vehicular y el daño a la movilidad social para tareas de salud, económicas, educativas, recreativas…, las protestas del martes y miércoles desnudaron inconsistencias de autoridad.
La queja de docenas de “Jóvenes Construyendo el Futuro” confirmó que el programa federal es sumamente vulnerable, porque su valioso espíritu ha sido prostituido por vulgares afanes económicos y políticos.
Apenas puede creerse que unos 500 jóvenes fueron inscritos por estas latitudes y la probabilidad de que a cada uno alguien les estuviera quitando mil de los 3 mil 600 pesos que se les asignaron mensualmente.
QUE UNA o varias empresas se hayan registrado como potenciales capacitadoras de “Jóvenes Construyendo el Futuro” y no cumplieran los principios o hubieran truqueado la supervisión es algo delicado.
Alias, el diseño del programa federal en su fase de operación quedó a modo para ser violentado; luego, parte del “pueblo bueno” le entró a las malas prácticas y reventaron en afanes económicos como políticos.
Lo menos que podría pensarse es que brotó el hongo de corrupción a la que se refiere el presidente López Obrador un día si al otro también. Por natural será menester la investigación a fondo, pero el daño está hecho.
EN SENTIDO estricto, la queja de que los “Jóvenes Construyendo el Futuro” fueron separados de al menos dos empresas se resolvería colocándolos en otra, pero evidentemente hay otros confusos intereses.
¿Será que alguien quiere desestabilizar al gobierno de Morelos? No puede creerse, pues el programa es federal. ¿Será que el titular del Banco del Bienestar es el causante del caos? Sería un tiro en la pata.
¿Será que el anterior gobernador está operando en contra de sus detractores de esta forma? No se ve cómo, sino más parece el clásico caso del ratero que en medio del caos grita “¡agarren a ése, es el ratero!”
DICEN, LOS que dicen que saben, que entre los bandidos de poca monta no faltan los que juran lealtad y discreción en tiempos de jauja, pero cuando se viene la tormenta son los primeros en “cantar”. ¿Será el caso?
Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1