ÉRASE UN día soleado en Cuernavaca aquel 6 de mayo de 2017, cuando miles de personas integraban una marcha a la que había convocado el Obispo de Cuernavaca, monseñor Ramón Castro Castro.
Se trataba de que el contingente expresara pacíficamente lo que en redes sociales se manejaba con el hashtag #caminamosporlapaz; eran, sin duda alguna, días de temor, preocupación, ira… por la inseguridad.
La Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa), perteneciente a la familia de EWTN Global Catholic Network, gran generador de contenido noticioso católico en cinco idiomas, hacía eco a la voz del Obispo.
AL OBISPO de Cuernavaca le sobraban razones para promover tal marcha, la tercera en su gestión, solidario con la población que “en mayor o menor grado, debe enfrentar el dolor y la angustia”, decía.
Y cómo no, si en ese 2017 se habían registrado 76 defunciones en enero, 66 en febrero, 76 en marzo, 76 en abril, 69 en mayo…, lo que al final del año resultaría en promedio mensual de 69 homicidios.
En aquel entonces, el Obispo Castro Castro, vía ACI Prensa, dijo en mensaje lapidario: “Escasean autoridades que amen Morelos (que sirvan) con honor y responsabilidad”, y lo respaldó con su marcha.
A CASI 23 meses de lo relatado líneas arriba (dirían los clásicos “tres doritos después”), los datos también recabados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, de la Segob, son duros:
En enero de 2019 fueron reportadas 90 defunciones y 109 en febrero, no menos preocupantes que en 2017, sino más, en tanto la postura y las acciones del mismo Obispo Castro Castro no tienen similar dimensión.
Tampoco se sabe hoy mucho del que fuera rector de la UAEM, animoso promotor de marchas y abanderado de expresiones sociales de indignación, Alejandro Vera; otros menesteres le apuran más…
HAY CIERTA tibieza u omisión de afanosos partícipes o solidarios con las marchas donde fue figura el Obispo Castro, como el priista Matías Nazario, el panista Javier Bolaños y “activistas” militantes. ¿Qué será?
Twitter: @ezapata1