En las dos últimas semanas, sobre todo en redes sociales, se ha vuelto más famosa la “casa que se regala”, casa abandonada desde hace algunos años cuando quedó en litigio por la repentina muerte de su dueño. Con la posterior ampliación del Paso Exprés quedó sin acceso que estaba por Avenida Palmira, conocida por los vecinos como “La casa de las cúpulas”. 

Por su lúgubre aspecto se le han inventado historias que relatan “que ahí deambulan muertos y aparecidos; que la construyó un español; que uno de sus albañiles murió ahí; que el dueño para evitar problemas decidió sepultar ahí el cadáver en una de sus columnas -que no existen-; que ese trabajador hacía magia negra y que desde el más allá maldijo al patrón y que meses después murió su hija, que fue enterrada en el jardín y que sus padres se suicidaron, siendo su última voluntad que sus cuerpos fueran sepultados en el sótano para cuidar a su hija y casa”. Conocida como “La casa que se regala”.

Como testigo presencial y vecino y consejero de la Avenida Palmira, les puedo decir a mis lectores, es que esa casa la construyó un conocido mío y de amigos mutuos de Cuernavaca, con quien en los años setenta cerré un trato de compra venta, era y es, dueño de uno de los teatros más importantes de Ciudad de México. En los años ochenta, casualmente fue adquirida por otra conocida y amiga mía, dueña de una cadena agencias de viajes en el sureste y centro del país, fue cuando la visite en varias ocasiones, no publico aquí sus nombres porque sin haberlos localizado, no cuento con su autorización para hacerlo.

Posteriormente fue comprada por el pintor José Alberto Zabaleta, que había llegado a vivir a Cuernavaca desde 1973 instalándose en un “estudio-apartamento” en la calle de Hidalgo No. 15. Esa casa de Palmira, la compró en los años noventa solo porque le gustó su reja de fierro forjado en la entrada y un gran árbol que está al fondo junto a la barranca, no la habitó nunca.

La usó solo como taller, ahí tenía casi toda su obra, su padre había participado en la construcción de Lomas de Cuernavaca. Él quería que ahí se hiciera un museo y una fundación con su obra, el proyecto quedó trunco.

Tuvo en esa casa una exposición temporal, que después montó en el Panteón de San Fernando en Ciudad de México.

Al año siguiente fundó el primer museo para presos en todo el mundo en el Reclusorio Preventivo Oriente en la Ciudad de México. En 1979 había viajado a Europa instalándose finalmente en París, ese mismo año conoció a Paco Rabanne a instancias de Olga, hermana de ese diseñador.

José mantuvo una relación amorosa con el famoso modisto, quien le dio la concesión de la firma Paco Rabanne en México.

En 1988 fue recluido en el penal de Atlacomulco por cuatro meses seis días acusado por fraude por la firma Rabanne. También se le relacionó con estafas a ancianos quedándose al final con sus propiedades coludido con su hermano abogado quien murió dos meses después de él.

Recibió premios en México y Francia, se dijo que era el mejor pintor mexicano del siglo XXI, entre sus amistades estaban nuestro amigo Víctor Manuel Contreras, Tamara Lempicka, Sofía Bassi, Rufino Tamayo, Leonora Carrington, Beatriz de Saboya, Luis Reina Corbalán, Gutierre Tibón, Daniel Russo.

Me cuenta una amiga mutua historiadora del arte, que el también escritor, tenía una fabulosa casa que habitaba en el fraccionamiento Lomas de Cuernavaca con un salón enorme rodeado de cuadros de reinas -que según el- habían ordenado matar para coronarse, y dos pianos de cola al centro, donde organizaba conciertos para tres o cuatro personas con pianistas como el italiano Américo Caramuta.

En salón aparte que llamaba “El cuarto del rey” había un autorretrato y su busto de bronce que realizó el reconocido e internacional escultor “Baldomero”, la casa era un verdadero mueso de lujos con magnificas obras del mismo escultor. Este personaje fue en verdad toda una leyenda, murió por un infarto a una edad en que no pensaba fallecer quedando la casa intestada. Siempre fue una persona enigmática.

Estando ya en abandono, el 2009, trató de adquirirla un vecino colindante, para anexarla al condominio “Palmira 99” pero no fue posible el trato.

Finalmente la adquirió o expropió el gobierno para la SCT para poder alargar el puente de Avenida Palmira sobre el Libramiento cuando este se amplió a Paso Exprés, solo se demolió la entrada, dejándola sin ningún acceso, casa que sigue en litigio entré la SCT y CAPUFE. 

Siendo propiedad federal comprada o expropiada, ni se presta para hacer fiestas, ni se puede vender y menos regalar.

Apenas, hace cuatro días, el martes 19 de agosto, una cuadrilla de CAPUFE limpió el lugar por tanta publicidad que se le ha hecho para organizar ahí una fiesta clandestina la noche del 15 de septiembre próximo donde se anuncia que “se valdrá de todo”.

CAPUFE está dejando en manos de Protección Civil de Cuernavaca para que se impida la gran fiesta, como ya se ha hecho con otras clandestinas y nocturnas de entre 20 o 30 chavos donde se ha valido de todo, para la próxima gran fiesta de la noche del 15 septiembre 8 mil muchachos han confirmado su asistencia, por lo que se ha sugerido solicitar su custodia a la Guardia Nacional. 

Este jueves pasado ingresé a esa casa solo y por la tarde-noche para tomar unas fotografías, pude constatar que eso de que espantan y que hay malas vibras son cuentos de chavos que entran por la noche o incluso duermen en ella para hacerse famosos entre sus amistades.

P. D. Hasta el otro sábado

Carlos Lavín Figueroa
carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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