Con tantos dimes y diretes por el “sí” y el “no” a la gasera en el pueblo de Huexca –eso queda en el municipio de Yecapixtla, más allacito de Cuautla–, como que se anda pasando un pequeño detalle que no es menor: ¿quién o quiénes son los inversionistas de esa cosa proyectada para generar y vender electricidad? Abundando datos ya publicado pero dejados de lado por la conveniencia de voceros oficialistas, hasta donde se sabe s grupos Abengoa y Elecnor, ganadores de la licitación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para construir la termoeléctrica, tienen experiencia en tales negocios. Aquí anotamos algunas características de tales emporios energéticos. En diciembre de 2011 el grupo español de ingeniería y energía Abengoa informó oficialmente sobre su plan de construir una central eléctrica en Morelos por 440 millones de dólares. Se dijo: el proyecto de ingeniería y construcción de esta central, de 640 megavatios de potencia, formará parte de Proyecto Integral Morelos en la localidad de Huexca, “llave en mano” como responsable del proyecto la trasnacional Abengoa para la construcción de la planta, encargada tanto de la ingeniería como del desarrollo integral. Surgieron entonces las primeras cuestiones de las muchas que mostraba el galimatías: ¿serían técnicos mexicanos de la CFE o españoles de Bengoa quienes construirían y manejarían la planta? ¿A cuántos morelenses tenían contemplados en la fase de construcción y de operación? De acuerdo a un documento de la empresa, “la nueva planta de generación eléctrica entraría en operaciones en 24 meses y formaría parte del plan con el que el gobierno mexicano desarrolla las infraestructuras de la región central del país”, es decir, la susodicha productora de electricidad comenzaría a producirla por allá de mediados o finales de 2014. Otra pregunta: ¿Abengoa le va a vender la energía eléctrica generada a la CFE o ésta la revenderá a sus clientes? De cualquier manera, el arranque del funcionamiento lleva años demorado… y contando habida cuenta la resistencia de ejidatarios de la región a que el proyecto engulla el agua del río Cuautla. De acuerdo a la propaganda de Abengoa, “la central desarrollada será una de las más innovadoras y avanzadas de México y, una vez en operación, será capaz de generar la energía suficiente para abastecer a más de 280,000 hogares”. Presumió que daría más de 700 nuevos puestos de trabajo en la zona durante la fase de construcción. “Este proyecto representa una nueva muestra de confianza de CFE en nuestras capacidades de desarrollar de manera integral proyectos de grandes infraestructuras energéticas”, alardeó un optimista y risueño consejero delegado de Abengoa, Manuel Sánchez. Pero del impacto ambiental nadie se acordó más que los lugareños. Originalmente llamada Electrificaciones del Norte, la otra empresa asociada es Elecnor, igualmente española, dedicada a la ingeniería y fundada en Bilbao el 6 de junio de 1958 por un grupo de familias que la siguen controlando por medio de la sociedad Cantiles XXI. Según cifras de 2012, tenía representación en 20 países y daba trabajo a 10,000 empleados, constituido el consorcio por cuatro empresas en sus principales áreas de negocios: Elecnor Infraestructuras, Elecnor Renovables, Elecnor Concesiones y Elecnor Deimos. Hasta ahí. Falta aún saber nombres de los inversionistas españoles –y presuntos socios totonacas emboscados–  que se beneficiarán con la concesión de la producción de electricidad en esta parte de México. Elecnor, encargada de construir el gasoducto que atraviesa los estados de Tlaxcala, Puebla y Morelos, explicó que en su primera etapa recorrería 160 kilómetros, afectando 2 mil propiedades de 77 ejidos de 22 comunidades. Abastecería de gas a la termoeléctrica con un diámetro de 30 pulgadas que, enterrado a dos metros de profundidad, transportará 9 mil 61 millones de litros de gas metano al día y pasará por debajo de 60 pueblos. En Morelos, subrayó en un documento entregado a los gobiernos de los tres estados, el gasoducto recorrerá 23 kilómetros en una zona de alto riesgo. No por nada, el Comité Científico de Riesgos del Volcán Popocatépetl del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recomendó no construir el gasoducto, mientras especialistas del Centro Universitario para la Prevención de Desastres de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla indicaron que no era viable construir el gasoducto ni la planta termoeléctrica, por el riesgo que representan. Pero nadie les hizo caso. Hoy, frenado el arranque de la termoeléctrica por la resistencia de campesinos morelenses, esta intentona de la reconquista española que no se concretó en el neoliberalismo de Enrique Peña Nieto sucede ante el gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador. Por cierto, opuesto al funcionamiento de la termoeléctrica y asesinado el 20 de febrero, la eliminación atroz de Samir Flores Laureano sigue siendo hasta ahora una hoja más en el libro gordo de la impunidad… (Me leen después). 

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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