¿En algún momento soñaste con una idea genial que te hiciera millonario, en la que se te ocurre algo novedoso  y que de la noche a la mañana se convierte en un gran negocio?  

Así les ocurrió a varios emprendedores visionarios, quienes crearon productos que revolucionaron el mercado, algunos de los cuales siguen vigentes décadas después de su invención. Aquí te mostramos cinco productos que tuvieron un gran impacto en el momento de su creación. i

 

La anilla para abrir las latas:

  • Cuando abres una lata usando la anilla metálica que tiene en la parte superior, probablemente no pienses en quién inventó el mecanismo. Es un dispositivo tan pequeño y simple que pasa inadvertido, aunque no fue así la primera vez que apareció en el mercado y revolucionó la manera de acceder a las bebidas envasadas. Hasta entonces la gente usaba una herramienta punzante que les permitía hacer un hoyo en la lata. Pero un día el estadounidense Ermal Fraze estaba en un picnic y no tenía cómo abrir su lata de cerveza. Entonces se preguntó: ¿por qué las latas no tienen un mecanismo que les permita ser abiertas?. Fue así como en 1963 inventó la anilla y se la vendió a la compañía de aluminio Alcoa. 

Monopoly

  • Uno de los juegos de mesa más populares en el mundo es el Monopoly. El objetivo es simple: llevar a la bancarrota a todos tus competidores. Pero aunque se trata de un simple pasatiempo, esconde una historia con un trasfondo político que quizás no conozcas. En países como China y Cuba el Monopoly fue prohibido porque “promovía el capitalismo”.

 ra padójico, dado que su inventora, Lizzie Magie, buscaba mostrar exactamente lo contrario. Su idea era dejar en claro lo “cruel” del sistema. En 1904 Magie creó la primera versión del juego bajo el nombre de The landlords’s game in America(El juego del patrón en EU), el cual tuvo una buena acogida entre los radicales de izquierda.

Unos años después, en 1932, un vendedor desempleado, Charles Darrow, le hizo varias adaptaciones y le puso el nombre de Monopoly. Se lo vendió a Parker Brothers, un fabricante que luego se volvería parte de la mayor compañía de juguetes del mundo, Hasbro, y se convirtió en millonario.

 

El cajero automático

  • El primer cajero automático del mundo fue instalado en Enfield, en el norte de Londres, en 1967. Lo diseñó John Sheperd-Barron, quien trabajaba para De la Rue, una empresa que imprimía dinero. Era muy distinto a la versión que conocemos actualmente. En ese entonces, el cliente tenía que conseguir un vale en el banco y llevarlo hasta el cajero para depositarlo en un cajón de la máquina. Luego, debía ingresar un código especial para recibir un billete de 10 libras esterlinas.

 

Casi al mismo tiempo, el escocés James Goodfellow apareció en escena con una máquina rival.

En ella había que insertar una tarjeta e introducir una contraseña para conseguir el dinero. Finalmente esa idea prevaleció y es el origen del sistema que utilizamos hoy. 

 

El Tetris

  • Es probablemente uno de los juegos de computadora más populares de la historia.

Fue creado en 1984 por el soviético Alexey Pajitnov. Lo llamó Tetris inspirado por la palabra griega “tetra” (que significa cuatro) y su juego favorito: el tenis. Dos años después el empresario Robert Stein lo vio en una exhibición en Hungría y compró los derechos para instalar el juego en computadores personales. Más adelante Nintendo lo incluiría en su consola Game Boy. Las ventas se dispararon. La gente lo encontraba adictivo y jugaba durante horas.  Tal fue su éxito, que en las próximas tres décadas el mundo compró 170 millones de copias de Tetris. ¿Y quién se quedó con todo el dinero? la Unión Soviética, que tuvo por varios años los derechos del juego, aunque después de su caída, Pajitnov recuperó una parte.

 

La máquina de afeitar

  • Por años los hombres tuvieron que rasurarse con una navaja, hasta que en 1903 el vendedor estadounidense King Camp Gillette fabricó la primera máquina de afeitar. Su idea era encontrar el producto perfecto. Con ese objetivo en mente, diseñó una rasuradora con un sistema de seguridad que cubría una delgada cuchilla. Y como Gillette sabía que esa cuchilla debía ser reemplazada una y otra vez... se hizo rico. A los dos años de haber creado su negocio, el empresario había vendido más de 12 millones de cuchillas de afeitar.

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