Miles de personas cargan energía en zonas arqueológicas, pues a esos lugares enigmáticos llevan agua, incienso, amuletos u ollas, jarrones de barro, bastones de madera, collares y esclavas de variadas piedras.

En esta ocasión, tocó el turno a la zona arqueológica de Xochicalco, donde las personas, con los brazos extendidos y la cara dirigida hacia el Sol, se llenaron de energía.

Al final de cada ritual, recorrieron las pirámides, sintiendo esa nueva energía recibida en el centro ceremonial, donde hace miles de años habitaron y ofrendaron nuestros antepasados. 

Fotos y texto: Luis Flores/DDM 

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