Enlacemos tres temas, aunque sin aparente conexión pero con el denominador común de los espacios geográficos de Yautepec y Tepoztlán. El primero, por razones de la violencia derivada de la actividad delictiva que esta comunidad ha vivido en diferentes épocas desde el siglo antepasado; el segundo, a causa de dos incendios que han marcado la memoria histórica de los tepoztecos, en marzo de 2014 y abril de 2016, y el tercero, por el centenario  del asesinato del general Emiliano Zapata, alguna vez llamado “El Plateado, pero en bueno”. Del bandolerismo del siglo XIX a la delincuencia organizada de las postrimerías  del XX y la psicopatía criminal de la primera década y media del XXI, Morelos ha sido tierra intermitente de conflictos, entre ellos el levantamiento en armas de los pueblos para recuperar sus tierras arrebatas por las haciendas con su innegable propósito social, agrícola y económico que no deja de ser una huella de sangre para la identidad histórica morelense. Si a principios de la centuria pasado la población morelense padeció durante dos lustros los embates de los ejércitos federales para erradicar a zapatistas y sus bases civiles de apoyo, hace ya poco más de veinte años que a mediados de los noventa los morelenses atestiguaron una “industria del crimen” con la anuencia de mandos policíacos protegiendo a jefes de bandas delictivas. Las secuelas de la “guerra contra el narco” de Felipe Calderón, y las batallas entre cárteles por las “plazas” de Morelos introdujeron a esta entidad –igual que a muchos otros estados del país– en lo que se podría llamar el “terrorismo psicópata” del enfrentamiento de grupos criminales en “su” lucha por controlar plazas y auto gobiernos en centros de reclusión. En este contexto de historia y actualidad, con un pie en el último trecho del siglo XX y el otro en la segunda década del XXI se nos “atravesó” el aniversario número cien del asesinato de Emiliano Zapata, de quien el historiador Enrique Krauze rescató la expresión de “El Plateado, pero en bueno…” que le adjudicaba al Caudillo del Sur la gente de los pueblos. Más adelante veremos las razones de tal apelativo.  Se trata en esta ocasión de hacer notar que, si el Yautepec de mediados del siglo XIX fue el escenario romántico de la novela “El Zarco”, de Ignacio Manuel Altamirano, cuando en su momento hubo atrocidades, en estos días la población ha vivido horas de zozobra ante el incremento de la violencia. PLATEADOS. Como en el viejo Oeste norteamericano, en el recién creado estado de Morelos por el presidente Benito Juárez prevalecía la ley del más fuerte. Un ambiente adecuado para que Los Plateados hicieran del delito su modo de vida. Habían transcurrido casi cuarenta años de la Independencia en México cuando estos bandidos sembraban el terror en caminos y pueblos de Morelos. Los Plateados eran forajidos que aparecieron durante la segunda mitad del XIX. La importancia histórica de este grupo de maleantes radica en que tuvieron un papel muy importante en la conformación del estado de Morelos.  En 1862, la presencia de Los Plateados, además del antagonismo de los liberales con los franceses y conservadores, no beneficiaba en nada al estado de México al que pertenecía Morelos. Los poderes estatales tenían dificultades para contener los actos vandálicos. Tales problemas originaron que por decreto el 7 de junio de 1862 al territorio mexiquense se dividiera en tres distritos militares. El tercero abarcaba Cuernavaca, Cuautla, Jonacatepec, Tetecala y Yautepec. Al triunfo de la República, en 1867 los pueblos levantaron actas para solicitar al Congreso de la Unión la vigencia del tercer distrito hasta que se conformara un nuevo estado. El gobierno federal tomó la resolución de crear nuevas entidades con esa parte territorial, así que por decreto del 17 de abril de 1869 fue erigido el estado de Morelos. Estos bandidos destacaron en el plagio, robo, asalto a diligencias, rapto de mujeres, venta de protección a las haciendas, asesinato, secuestro y tortura. Sobre el origen de Los Plateados hay muchas versiones. Algunos historiadores adjudican el surgimiento de Los Plateados a la paga que les debía el gobierno de Juárez por haber luchado contra los conservadores en la Guerra de Reforma y la expulsión de los franceses. De esta manera los chinacos y ex soldados se convirtieron en bandidos. En gran medida Los Plateados desaparecieron gracias a la persecución que de ellos hicieron las fuerzas del gobierno y la hostilidad que albergaban los habitantes de algunas poblaciones. También surgieron justicieros que tenían facultades para perseguir a los malhechores. Entre ellos destacan Martín Sánchez Chagollán y Rafael Sánchez. El primero es personaje de “El Zarco”, obra escrita en1885 y publicada en 1901… (Me leen mañana).

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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