Pregunta Ingenua: ¿Qué es lo que sigue? La cifra tétrica de los asesinados crece geométricamente en el Estado de Morelos… Basta leer las páginas de nota roja de los periódicos; escuchar o ver los noticieros de radio y televisión; o meterse un poco en las redes sociales cibernéticas, para saber del interminable número de crímenes que se cometen, lo mismo por los robos a mano armada, entre los callejeros y domiciliarios, contra emprendedores, comerciantes y marchantes; así como en oficinas, despachos, escuelas, cruceros, rutas y autobuses, contra conductores y pasajeros; todo eso y más, como consecuencia del llamado crimen desorganizado que mantiene en jaque a la comunidad… Con mayor resonancia se dan los levantones, cobros de piso, extorciones y secuestros… El pináculo de todo esto son los hechos sangrientos donde los criminales desorganizados u organizados tiñen de sangre al Estado por distintos rumbos… Prácticamente nadie está a salvo en lo personal o por algún familiar, familiares, amistades, compañeros y conocidos, que no sepamos de algún atentado cumplido que nos ha roto la tranquilidad individual, familiar o colectiva, con los temores correspondientes que a diario se acrecentan por los hechos que se sabe, tienen en psicosis a la comunidad morelense… Los fines de semana del mes de enero fueron sangrientos, no sólo por los heridos sino por los asesinados… Se dan a conocer las cifras, pero no coinciden con lo que pasa en la realidad social por todos los espacios que hemos referido anteriormente, donde los crímenes y criminales están a la orden del día… Aunado a todo ello, también están las estratagemas que desde fuera o dentro de las cárceles se instrumentan para tratar de someter, mantener a raya y sacarles dinero o lo que se pueda a todos los que se dejen y mediante la intimidación por la llamada telefónica extorsionadora y ahora hasta por correos electrónicos… Desde luego que este problema es de carácter nacional, tras la “guerra” perdida de Felipe Calderón ante el crimen organizado, que nos costó a México y los mexicanos más de 120 mil asesinados, mismo que con Enrique Peña por las mismas circunstancias registró más de 130 mil homicidios, ante los cuales Morelos dio su cuantiosa aportación que ahora parece incrementarse por lo incontenible de los acontecimientos criminales a que estamos sometidos… ¿Mando Único o Mandos Mixtos, cómo quedarán algunas policías municipales con aquellos y la anunciada pero aun inexistente Guardia Nacional..? Ni modo, lo dijo categórico el secretario de Seguridad Pública Nacional Alfonso Durazo Montaño, sólo se podrá acabar con la inseguridad, los crímenes, los criminales y los asesinatos, si todos los habitantes del País apoyamos para denunciar a los criminales que los cometen… ¿Quiénes y cuántos le entrarán en Morelos para hacer sus denuncias..? La desgracia que tenemos los mexicanos y como consecuencia los morelenses, es que las leyes por tantos delitos que se cometen no tienen sustento para espantar a ningún criminal, salvo casos excepcionales donde los jueces actúan a sabiendas de que nadie los presiona y posiblemente no les va a pasar nada por aplicar la Ley en la justa dimensión que esté estructurada, especialmente contra los jodidos, a efecto de no dar oportunidad para que los criminales salgan más pronto de la cárcel, que el tiempo que tardaron en entrar a ella… La gente está atemorizada y poco sale o transitar, sobre todo por las tardes y mucho menos por las noches… Oficinas y negocios cierran temprano… Las calles cada día en mayor número quedan en soledad, pues nadie se atreve a transitar como peatón y muchos de los que van en su vehículo, espejean constantemente encerrados en su unidad con miedo de circular o pararse en los semáforos… ¡Así de sencillo es esto y más en las realidades de la vía pública, los negocios, las oficinas y los domicilios!
Gazapo: Gracias a nuestro lector Carlos Benítez (¿Fue el subsecretario de Gobierno?), por su aclaración respecto a la palabra flamable que usé en el Artículo de Los Huachicoleros, que no existe; en cambio sí la palabra inflamable… ¡Bien, don Carlos! ¡Hasta mañana que será un día más..!
Por: Pablo Rubén Villalobos