En su debut en el Auditorio Nacional y acompañada de una orquesta completamente mexicana, la cantautora islandesa Bjork ofreció la noche del miércoles un concierto íntimo e introspectivo que embelesó a miles de seguidores.

Previo al inicio del concierto, se presentó en las pantallas un anuncio con una solicitud especial de la artista: "A petición de Bjork, por favor no tomar fotografías y/o videos del show. Esto distrae al artista y a las personas alrededor. Disfruta ser parte del show en vivo".

El público entendió el mensaje, pues aunque no pudo contener los gritos de emoción cuando la islandesa hizo su aparición en el escenario para arrancar el concierto con el tema "Stonemilker", de su más reciente disco "Vulnicura" (2015), y al cual dedicó gran parte del concierto, los 10 mil asistentes que abarrotaron el foro permanecieron en silencio a lo largo del concierto.

A diferencia de la mayoría de los conciertos que se realizan en la Ciudad de México, sus seguidores no corearon, ni gritaron las letras de sus piezas, tan solo se dejaron seducir y deleitar con "Lionsong", "History of touches", "Black Lake", "Family" o "Notget", antes de un intermedio.

Bjork se encargó de brindar una experiencia única a los capitalinos, ofreció un concierto ante miles de asistentes y al mismo tiempo cantó personalmente para cada uno de ellos en un encuentro íntimo.

Pocas palabras regaló la islandesa al público, apenas un atinado gracias entre cada canción, y no es que hicieran falta largas frases de gratitud, pues logró conectarse con sus seguidores a través de su música y su voz que se convirtió en un instrumento más que se fusionó con la orquesta.

Tampoco hizo falta una gran producción, juego de luces o visuales interactivos, su presencia por sí sola fue un espectáculo al aparecer con un extravagante vestuario, como es costumbre en la artista, blanco y largo, así como una máscara con detalles fluorescentes en azul y verde.

Luego de un descanso de casi 30 minutos, apareció nuevamente en el escenario, ahora con un vestido blanco más corto y un antifaz con destellos verdes, aludiendo a un hada.

Tras deleitar con "Aurora", la nostalgia se hizo presente, los aplausos y el grito unísono que casi inmediatamente enmudeció al sonar los primeros acordes de su reconocido tema "I´ve seen it all", famoso por ser parte de la cinta musical "Dancer in the dark", de la cual también fue protagonista.

Como si no hubiera pasado el tiempo sobre su voz, jovial y fresca como hace más de 20 años que comenzó su trayectoria, interpretó "Jorga", "Vertibrae" y "Bachelorette", antes de regresar a los temas de "Vulnicura" con "Quicksand" y "Mouth Mantra".

Bjork hizo tangible las notas musicales a través de su cuerpo, se contoneó al ritmo de las notas, movimientos gráciles e ingenuos, casi poéticos como las mismas piezas que resonaban en el auditorio, resaltando su talento artístico.

Luego, salió del escenario, sin embargo las ovaciones no paraban por lo que regresó para presentar a la orquesta y al director islandés, y posteriormente cerrar el concierto con "Anchor Song" y "Pluto".

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp