Desde el 8 de febrero del 2012, en la Constitución quedó como derecho humano el acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma “suficiente, salubre, aceptable y asequible”. Pero según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), alrededor de 10.6 millones de mexicanos no tienen agua potable.

En números redondos, incluidas las exportaciones e importaciones de agua con los países vecinos, México dispone anualmente de 471,500 millones de metros cúbicos de agua dulce renovable. Nuestro país tiene aproximadamente el 0.1% del total de agua dulce disponible en el planeta, lo que determina que un elevado porcentaje del territorio nacional esté catalogado como zona semidesértica.
En promedio, cada mexicano consume 360 litros de agua por día; del total de agua dulce utilizada, este sector representa 14%, y de este porcentaje el 77% se utiliza en la agricultura, 5% en las termoeléctricas y 4% en la industria.
Por otro lado, hace poco tiempo la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Comisión Nacional del Agua señaló que cada año México recibe mil 489 millones de metros cúbicos de agua por lluvias, de los cuales el 71.6% se evapora y regresa a la atmósfera, el 22.2% escurre por los ríos o arroyos, y apenas el 6.2% restante se infiltra al subsuelo de forma natural y recarga los mantos acuíferos.
La disponibilidad per cápita de agua en México disminuyó de manera grave en las últimas décadas: en 1950 era de 18,035 m3 por habitante por año y pasó en el 2013 a 3,982 m3, cifra calificada como “muy baja” por el Programa de Naciones Unidas.
El INEGI contabiliza 653 cuerpos de agua subterráneos, de los cuales 101 están explotados en exceso, por lo que esta reserva disminuye 6 km3 en
promedio cada año. Descontrolado el uso de los acuíferos, ha aumentado: en 1975 eran 32 acuíferos sobrexplotados, 10 años después sumaban ya 80 y al 31 de diciembre del 2012 la cifra subió a 106. No hay datos aún de lo ocurrido en el último lustro, pero la tendencia continua.
La disponibilidad promedio anual de agua en el mundo es de aproximadamente 1,386 billones de hectómetros cúbicos, cifra de la que el 97.5% es salada y sólo el 2.5% (35 billones de hectómetros cúbicos) es agua dulce. De esta cantidad casi el 70% no está disponible para consumo humano porque se encuentra en glaciares, nieve y hielo. Cerca de 1,200 millones de personas –casi una quinta parte de la población mundial– vive en áreas de escasez física de agua, además de que otros 500 millones se aproximan a esta situación.
En promedio cada persona utiliza 1,240 m3 de agua al año; sin embargo, hay marcadas diferencias entre países: mientras que los estadounidenses utilizan 1,280 m3 al año por persona, los europeos usan 694 m3, los asiáticos 535 m3, los sudamericanos 311 m3 y los africanos 186 m3 per cápita.
Entre los 10 países que consumen más agua en volumen se encuentran India, China, Estados Unidos, Pakistán, Japón, Tailandia, Indonesia, Bangladesh, México y la Federación de Rusia. En México somos de los más gastalones del preciado líquido.
La escasez de agua es un fenómeno tanto natural como inducido por la intervención humana. A pesar de que hay suficiente reserva de agua dulce para satisfacer las necesidades de la población mundial, su distribución no es equitativa, y en algunos casos desperdiciada, contaminada o afectada por una gestión inapropiada, produciendo efectos perjudiciales para las comunidades. Como resultado, un gran número de regiones sufren escasez de agua en el mundo actual.
Cerca de una quinta parte de la población mundial –mil 200 millones– habita en áreas que enfrentan escasez de agua, y otra cuarta parte de los terrícolas –1,600 millones– padecen recortes en el suministro de agua por insuficiencia de infraestructura para abastecerse de los ríos y acuíferos.
El estado de Morelos registra graves problemas con la disponibilidad del agua y una tendencia a agudizarse en el corto plazo por la disminución de los caudales y de los mantos acuíferos. Los espacios críticos de atención están en los Altos de Morelos y en el oriente los municipios ubicados en el Acuífero Tepalcingo-Axochiapan. Y eso que tenemos al menos siete ríos que cruzan el estado de norte a sur. No como nuestros hermanos de Monterrey, donde están saliendo de una sequía de varios meses. Aunque sea redundante, no está de más exclamar: ¡cuidemos el agua!.. (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 


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