A partir del año dos mil, Morelos dio un giro a la política. Eligió a un personaje para gobernar que rompía los acartonados estilos del septuagenario partido. Montado en la ola azul el candidato ganador, respondía a una cansada sociedad de los modos de hacer política y los magros resultados.
Hasta el año 2000 el Partido en el poder ganaba por ser Él partido. Su estructura era invencible. Organizado por sectores y movimientos, aglutinaba todo el abanico social. La marca ganaba por que ganaba. Sólo se tenía que subir al tren y quien fuera el seleccionado llegaba a gobernar. La marca ganaba.
Los últimos sexenios gobernaron Morelos el PRI (1994-2000), El PAN (2000-2006), EL PAN (2006-20012), El PRD (2012-2018) y ahora Morena. Cuatro partidos en tres décadas. Morelos da oportunidad a diferentes corrientes políticas lidereadoas por personalidades con experiencias profesional distintas: Un mecánico, dos políticos profesionales y un deportista. Personajes que ofrecieron dar soluciones a los problemas sociales.
Los partidos no contaron. Revisando a los personajes y a los partidos, es posible observar un cambio sustancial en la percepción de la gente con respecto a la política. A partir del año dos mil, es más importante el candidato que la marca.
Morelos se ha sumado a las tendencias nacionales. En el 2000 el país se pintó de azul. EL PAN en Morelos logró permanecer dos administraciones. En el 2012 Morelos votó diferente y llevó a la gubernatura a un perredista. A nivel nacional ganó el PRI, pero Morelos votó a favor de AMLO para presidente. Un voto diferenciado que repitió en el 2018.
El voto para gobernador fue para un personaje sin carrera política pero de mucha fama. Ganó la fama. En los cuatro sexenios se puede ver que, quien ganó la elección fueron los candidatos, no los partidos. El 2024 se asoma. En un primer escenario Morena parecería ir al frente en la intención del voto sin que aún aparezca quien sería el candidato.
Las tendencias nacionales así lo muestran. Morena puede repetir en Morelos frente a una oposición dividida. Un segundo escenario puede ser que Morena se haga bolas y se divida. Designe a un mal candidato. Por ahora no se ve una figura de fama que pueda repetir el numerito y pierda frente a una alianza de los partidos de oposición con un buen candidato la oposición puede ganar. Sin alianza, a la oposición no se le ven posibilidades.
El tercer escenario, es que priven la falta de acuerdos políticos tanto en la oposición como en el partido del gobierno. Cada partido apuesta por su candidato. Se abre la baraja y todo puede suceder. Aparentemente ello beneficiaría al candidato de Morena. Pero, difícilmente surgirá un candidato con la fama que le precedió al actual gobernador.
La fama del futbolista no va a influir en la elección, aunque sea su hermano. En las anteriores jornadas electorales, ha quedado demostrado que no es suficiente el dinero para ganar una elección. El peje estará de salida y ya no tendrá la misma influencia a pesar de las mañaneras desde dónde tratará de influir en el país y los Estados. Su gestión será
fuertemente cuestionada aunque las tendencias actuales le den ventaja a su partido. Enrique Quintana en el Financiero se pregunta por qué el presidente sigue teniendo una favorable opinión de la gente a pesar de sus magros resultados de su administración: mal manejo de la pandemia; incremento de la pobreza; la inseguridad desbordada; inflación; proyectos faraónicos fallidos y cuestionados.
La respuesta de Quintana, es que la gente aún ve en él un rayo de esperanza. Aunque parezca increíble, así es. En Morelos no se ve aún a un personaje que le de al votante esa ilusión de esperanza en el partido gobernante. Allí la oportunidad para la oposición. Si sabe hacer política.
Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com
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