Desde el 2000, la inflación dejó de ser tema de discusión y análisis en vista de que a partir de ese año y hasta el actual fue menor de 10.0 por ciento.
En el 2000 la inflación fue de 8.96% y por primera vez no fue de dos y hasta de tres dígitos, como ocurrió casi cada año desde que en 1973 se disparó a 21.37% del 5.56% que se registró un año antes.

El periodo de estabilidad económica que los mexicanos vivieron de 1955 a 1972 se acabó gracias a las desastrosas decisiones económicas que tomaron los presidentes Luis Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982).

Fue tal el desastre que generaron estos dos populistas que se necesitaron 18 años para lograr una nueva estabilidad. Deberían haber sido menos, pero la considerable deuda externa basada en el precio del petróleo que contrajo el gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) y el mal manejo de ésta cuando empezó su gobierno Ernesto Zedillo (1994-2000), contribuyeron a mantener en altos niveles a la inflación.
Entre 1973 y el 2000, la inflación anual llegó a ser hasta de 159.17% en 1987, y solo fue menor a 10.0% en 1993 (8.01%) y 1994 (7.05%).

Como consecuencia del famoso “error de diciembre” de 1994, la inflación se elevó a 51.97% en 1995 y desde ese nivel fue descendiendo hasta llegar en 2000 al 8.96% mencionado líneas arriba.

Quienes vivimos esos años de alta inflación recordamos con amargura cómo el valor de nuestro dinero se fue deteriorando, empobreciéndonos a la mayoría. El deterioro fue tal que a partir de 1980 y hasta 1991 el Banco de México emitió billetes denominados en miles de pesos. El de 5,000 con imágenes de los Niños Héroes en 1980, el de 10,000 con el retrato de Lázaro Cárdenas en 1982, el de 2,000 con la efigie de Justo Sierra en 1983, el de 20,000 con la imagen de Andrés Quintana Roo en 1985, el de 50,000 con el busto de Cuauhtémoc en 1986 y el de 100,000 con el retrato de Plutarco Elías Calles en 1991.

En esos años todos ganábamos y gastábamos millones de pesos que no valían nada. Escribir en letra el monto de un cheque era virtualmente imposible porque no cabían las letras en el espacio correspondiente. Hoy, quienes vivimos esos años vemos la aparición del fantasma inflacionario como no lo ven quienes no vivieron o recuerdan esos años.

En la primera quincena de julio la inflación nuevamente aumentó, nos informó ayer el Inegi, ahora a 8.15%, arriba del 7.99% que se registró en junio y muy por encima del 7.07% de enero pasado. Y eso a pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O y otros funcionarios del gobierno de la 4T han insistido en que el problema está bajo control.
El 8.15% solo nos muestra una parte de la realidad, porque el mes pasado el aumento anualizado de alimentos procesados, bebidas y tabaco fue de 12.09%, el de frutas y verduras de 16.16% y el de productos pecuarios (carnes, pollo, pescado, huevo, leche y lácteos) de 15.96 por ciento.
El Inegi también dio a conocer ayer que en julio aumentaron 10.08% anual los precios de los bienes y servicios que los productores utilizan para fabricar bienes intermedios y finales. Este incremento es menor al 10.52% que se registró en mayo y junio y del 10.53% de abril. Ojalá que esta sea una tendencia que sirva para alejar al fantasma.

Por: Eduardo Ruiz-Healy

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