Es fundamental para todas las razas el realizar caminatas y correr; no importa el espacio, siempre hay momentos para ellos

Cuernavaca, MORELOS.- En nuestro país, la incidencia de obesidad en perros se ubica entre 35 y 40 por ciento, porcentajes que coinciden con la prevalencia de esa enfermedad entre la población, explicó el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, Gerardo Garza Malacara.

Se trata de un problema cuyas causas pueden ser múltiples; sus consecuencias son otros padecimientos como diabetes, acumulación de ácidos grasos, triglicéridos que aumentan el riesgo de enfermedades del corazón o que pueden provocar hígado graso o pancreatitis, que afectarán la salud de la mascota.

El experto señaló que la vida de un perro con obesidad se puede reducir alrededor de 20 por ciento. Si esperamos que viva 10 años, podría durar siete y medio u ocho, porque comenzará a tener afectaciones de articulaciones -otro de los problemas de la obesidad- y no va a querer hacer ejercicio porque le dolerán las patas. Eso impedirá que se mantenga sano.

Nuestro país, recordó, tiene uno de los primeros lugares de obesidad en niños y adultos y eso hace que los tutores (antes llamados dueños o propietarios) de los perros no sean afectos a realizar ejercicio.

Hay una tendencia, abundó, a tener tutores obesos, con mascotas en la misma condición. “En ocasiones hay hogares donde también hay personas activas y eso ayuda mucho al animal de compañía”.

El ejercicio, por supuesto, coadyuva a mantener la buena salud. Cuando no sale a ejercitarse, el animal consume la cantidad de alimento que debe, pero no gasta energía, y comienza a engordar. Para todas las razas, pero en especial las más activas, como el pastor alemán, es fundamental hacer caminatas, correr y entrenarlo.

Multicausal

Para determinar cuándo un perro es obeso, los especialistas utilizan tablas con escalas; la más usada es del 1 al 5, donde 1 es un perro de muy bajo de peso, y 5, uno obeso. “Cuando se busca un peso ideal, hay que ver de qué raza estamos hablando; sin embargo, tenemos el problema de que no todos los pacientes que llegan a consulta tienen una raza definida y, por lo tanto, no hay un parámetro exacto del rango de peso ideal”.

No obstante, una manera sencilla de saber la obesidad que se está presentando es pasar las manos por el tórax (pecho) del perro: si las costillas no se ven ni se sienten y el tronco del animal es redondeado por la acumulación de grasa, hay obesidad. Esos huesos no deben verse, pero sí sentirse, apuntó el universitario.

Las causas de la enfermedad pueden ser múltiples, entre ellas, patógenas: de hipotiroidismo, desequilibrio hormonal común en los perros y generalmente causado por la inflamación o contracción de la glándula tiroides; o de hiperadrenocorticismo, un padecimiento también hormonal que se presenta cuando se producen altos niveles de cortisol de forma crónica.

Asimismo, la nutrición del paciente: “en muchas ocasiones dejamos el alimento a libre demanda, y si el perro es muy comelón o distraído y come a ratos, produce que el perro no tenga el peso ideal, sino que esté por debajo o se sobrepase de su peso ideal”.

Otra de las causas es dar premios “sin ton ni son”; estos, aclaró el universitario, deben servir para reforzar sus acciones, o para demostrar cariño por nuestros animales de compañía. Sin embargo, el exceso puede conducir a la obesidad. 

Por: Staff Ddm / local@diariodemorelos.com


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