Cuernavaca, Morelos.- El año 2019 marcó un antes y un después en la mayoría de los países, ya que no solo comenzaron guerras, cambios climáticos o recesiones económicas, sino que también se miraba a lo lejos la pandemia por el SARS-COV2 o COVID-19.

En México, esta enfermedad causó grandes colapsos no solo en la salud, sino también en lo económico, debido a que las empresas y centros laborales no contaban con la capacidad económica suficiente para poder mantenerse en el mercado, por lo tanto, mucha gente tuvo la necesidad de salir a laborar a pesar del riesgo de contagio, sin embargo, las mismas empresas tuvieron que adaptarse a nuevas formas de organización en el trabajo, con el llamado “Home Office”.

Mismo que fue una alternativa para la economía del país, que ha cobrado un gran protagonismo en el marco de la pandemia y todo parece indicar que llegó para quedarse, sin embargo, ha traído consigo problemas en la salud física, mental y social en los trabajadores.

Esto, tras un confinamiento casi obligatorio, en donde se presentan varias etapas dentro del “home office” que van desde la incertidumbre por las videollamadas, hasta la comodidad de trabajar desde casa y la seguridad de no salir, así como los excesos y el cansancio por estar largas horas en la pantalla, jornadas laborales indefinidas, los problemas por fallas técnicas o inclusive el colapso emocional.

Por lo anterior, se entrevistaron a padres de familia, quienes nos cuentan su experiencia con el trabajo desde casa.

Tal es el caso de Rubén Eduardo Morales Díaz, quien trabaja en el área de seguridad pública y que nos cuenta que sus actividades no tuvieron cambios a lo cotidiano, ya que tienen que estar activos y no se puede suspender el servicio. Sin embargo, comenta que en un principio le fue difícil adaptarse a la pandemia debido a que le dio COVID-19 y estuvo en cama durante dos semanas.

A causa del contagio en su trabajo, propagó su enfermedad a toda su familia, misma que tuvo grandes complicaciones, como su hermana quien tuvo problemas para respirar y necesitó de un tanque de oxígeno.

“A mí no me afectó mucho estar aislado, nunca dejé de hacer ejercicio en mi casa, comía con mis hijos y mi esposa y lo supimos sobrellevar bastante bien, no nos afectó mucho en lo psicológico y no llegamos a ese punto donde nos sintiéramos mal”, comenta. 

Así como Rubén, hay muchos que nos cuentan sus historias, como Alberto Jiménez, quien trabaja en una empresa privada, y comparte  que su experiencia con la pandemia y su trabajo fue de mucha incertidumbre, ya que hubo muchos contagiados y se tuvieron que dividir por bloques para poder laborar.

Alberto Jiménez asegura que siempre hubo apoyo por parte de la empresa a sus trabajadores. Y deja claro que en cuestión de la familia “Hubo más acercamiento, pasé más tiempo con ellos, no de la forma que uno quisiera ya que en todas las familias creo que hubo personas contagiadas, pero en general nos fue bien” explica.

Gran parte de los hogares se han transformado en el centro de trabajo cotidiano, mismo que ha provocado interferencia de la familia con el empleo y la dificultad para poner límites entre las actividades del hogar y el trabajo. Ya que las jornadas laborales se alargan y generan una sobrecarga indefinida.

Las empresas se han visto beneficiadas ya que reducen sus costos de operación, por lo cual buscan reformar sus políticas para continuar con el trabajo en casa. Siendo que otras han decidido hacer sus ventas por Internet y evitar abrir sus puertas, lo que ha llevado a una gran cantidad de desempleo.

Es importante tomar en cuenta que el trabajo en casa está generando problemas en la salud, como el agotamiento físico, fatiga crónica, alteraciones musculoesqueléticas, gastritis, obesidad e incluso COVID-19 en caso de que viva gente infectada en el mismo lugar.

“La verdad no la pasé mal, no me dio COVID-19 pero sí me sentía un poco encerrado, en ocasiones me tocaba ir al Súper y ayudar a mi familia con las labores del hogar, pero no llegué a extremos, no me volví loco, solo fue una oportunidad de pasar tiempo con la familia y valorar lo que tienes” así lo resalta Gerardo Martínez, “corredor de casas” quien tuvo que estar ausente en su trabajo por un tiempo, esto debido a la escasez de empleo en la ciudad de Cuernavaca. 

"Nunca dejé de hacer ejercicio en mi casa, comía con mis hijos y mi esposa y lo supimos sobrellevar bastante bien, no nos afectó mucho en lo psicológico.” Rubén Eduardo, padre de familia

Cambios laborales. Rubén Eduardo y Alberto Jiménez enfrentan la pandemia COVID-19 sorteando varios obstáculos. 

Por: Redacción Ddm / local@diariodemorelos.com

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