El pasado martes 14 de junio en la sede nacional del PRI, se llevó a cabo una reunión a puerta cerrada que se extendió por casi 5 horas entre los exdirigentes del Revolucionario Institucional y el actual, Alejandro Moreno, en donde el reclamo casi generalizado fue la renuncia de éste a la dirigencia del partido, justificándola con el pésimo desempeño que se ha tenido en las elecciones de 2021 y 2022, en donde, de 21 contiendas a gobernador, el actual presidente del PRI ha perdido 20, logrando rescatar únicamente el estado de Durango, en el cual fueron en alianza. 

Desde que Alejandro Moreno tomó las riendas del tricolor, este ente político ha visto como disminuye su fuerza de manera brutal y sin freno en todo el territorio nacional, pues de las 19 gubernaturas que tenía en 2017, ya solo le quedan 2, mismas que no pueden asegurar el triunfo en 2023, lo que haría, en un hecho sin precedente, que se presentaran sin estados representados por siglas en la elección presidencial de 2024 y que pondría en tela de juicio su existencia (personalmente yo creo que la fecha de caducidad del PRI es en el 2030).

Ante esta exigencia y sabedor del control que tiene del partido y alegando que fue elegido hasta el 19 de agosto de 2023, plazo que piensa cumplir a cabalidad, sin importar las consecuencias negativas que pueda ocasionar al PRI, ‘Alito’ expresó que no renunciaría a su cargo. Siendo honestos y viendo el rancio liderazgo que le queda a ese grupúsculo de expresidentes del PRI, es más fácil que Morena, con las investigaciones y expedientes impulsados por Layda Sansores, quite a Alejandro Moreno de la presidencia del partido tricolor que sus propios militantes.

Con una dignidad institucional tan devaluada y donde sus liderazgos más fuertes desde hace rato ya partieron hacia otros partidos, producto de un descrédito que va en aumento, ‘Alito’, cegado por el poder y alejado de la realidad, se aferra al PRI, desde donde sueña con una candidatura presidencial que se ve por mucho lejana, no se da cuenta que esas prácticas egoístas y prepotentes son las mismas que han llevado poco a poco al borde de la extinción a ese dinosaurio que todos conocen como el Partido Revolucionario Institucional.

No está de más decir que esto es a título personal.

Fíjense nada más… cuando Jonathan Márquez asumió en 2020 la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI en Morelos, muchos conocidos y algunos amigos, se desvivieron en elogios hacia él, destacando su gran capacidad y liderazgo. Si su encomienda era terminar de enterrar al PRI entonces si puede decir: ¡Misión cumplida!

Fuera de contexto: Las diputadas y diputados, con excepción de tres, decidieron reelegir, así, sin convocatoria, por 3 años más, al presidente de la CEDH Morelos, Raúl Israel Hernández Cruz. En fin, esperemos que estas acciones, de dejar que se afiancen incondicionales del exgobernador Graco Ramírez en puestos clave, en un futuro no le cobren factura al gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo.

Por: Omar Arizmendi Hernández / opinión@diariodemorelos.com • Twitter: @om_arh22


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