Si la elección de gobernador fuera hoy, Rabindranath Salazar Solorio y José Luis Urióstegui protagonizarían una contienda reñida, un agarrón de pronóstico reservado, respectivamente postulados por las coaliciones Morena-PT-PVEM y PAN-PRI, y no en este bloque el PRD porque a nivel estatal tiene perdido el registro. Bajo esta hipótesis, en tanto los candidatos de los demás partidos se ven de antemano perdidos, los partiditos no crecieron, son punto menos que inexistentes.

Al interior de Morena se considera que hace tiempo la candidatura está en el bolsillo de “Rabín”, que el propio partido de AMLO se “la debe” desde que en 2018 se la escamoteó para dársela al Partido Encuentro Social (PES), en aquel accidente político cuando Cuauhtémoc Blanco “se rayó” mientras el entonces senador apechugó, no se rebeló como de cierta manera lo hace hoy Ricardo Monreal quien, ingrato y presa de una suerte de histerismo político, no se resigna a que la próxima presidenta o presidente de México está entre Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard y nadie más.

La fuerza de Morena, pues, donde la cercanía de “Rabín” con AMLO y sus antecedentes en la vida pública de Morelos hacen de Salazar un hueso duro de roer en la contiende de gobernador. Pero Urióstegui no está manco, y en una ciudad como Cuernavaca, en la que el desempeño de al menos los últimos cuatro alcaldes fue malo tirando a pésimo, para la población el presidente municipal que tape baches, repavimente calles y mantenga más o menos limpia la ciudad será el mejor edil de la capital de los últimos doce años, y consecuentemente un candidato a gobernador electoralmente muy rentable. Urióstegui, a quien además sus raíces guerrerenses le dan un status de identificación con la gente de Morelos que nació en el estado vecino o emigró del mismo.

Disminuido, habiendo pasado “de panzazo” el registro en las anteriores elecciones, el PES perderá hasta la camisa, perfilado quien resulte su candidato al último lugar. El ahora no es igual a 2022. Si en marzo de 2019 Cuauhtémoc anunció que seguiría en el PES, apenas en abril pasado declaró a reporteros que podría afiliarse a Morena. “Recapacitó, diría el mutismo político al mismo devaneo que los hombres de Morelos llamamos de otro modo.

¿Cómo quedan otros aspirantes de Morena a la gubernatura? Respectivamente alcaldes de Jiutepec y Jojutla, a Rafael Reyes Reyes y Juan Ángel Flores Bustamante se les supone resignados a abrirse ante “Rabín”, o jugar para diputados federales, o intentar formar parte del gabinete del “gober” Salazar… aunque en sus adentros les lata la esperanza de que en política lo último que muere es la esperanza.

Margarita González Saravia, la directora general de la Lotería Nacional gracias a su amigo el secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués, juega apuesta al juego del rancho, donde si no toca vaca toca gallina pero algo cae, si no la diputación federal a lo mejor gobernadora en la sintonía de la 4-T sobre ser primera en muchas cosas y, para el caso de la historia de Morelos, la primera mujer gobernadora. Soñar no cuesta nada.

Vale el apunte: La actriz y cantante María Elena Marqués Rangel (1926-2008), esposa del actor Miguel Torruco Castellanos (1920-1956) y madre de Miguel Torruco Marqués, en los inicios de los setenta vivió en el fraccionamiento Quintas Martha de Cuernavaca, entre las avenidas Plan de Ayala y Cuauhtémoc, cerca de la glorietita marcada por el rodete de un árbol de gran tamaño. Pero esa es otra historia que conozco porque en aquel tiempo ahí tuvo casa mi hermana Alicia… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 


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