Por ser uno de los pocos morelenses en el gabinete del Ejecutivo estatal, del flamante secretario de gobierno, Samuel Sotelo Salgado, los que somos de aquí lugareños podemos decir que Sotelo no tiene derecho a equivocarse. A pocos días de asumir el cargo, declaró que la violencia en Morelos no es tan grave, es “normal”. Lo expresión correcta debió ser que en Morelos y en muchas otras regiones del país mucha gente se ha acostumbrado a la violencia, que a experimentarla y sufrirla se ha habituado, pero no es normal. Justificó: “En todo el país, no sólo en Morelos, hay una situación delictiva compleja (…) Es una delincuencia normal que conocemos; en realidad esto ha sido público, en los medios de comunicación aparece la incidencia”.

Además del abogado Sotelo, en el gabinete los únicos morelenses son los secretarios de Educación y Transporte, Luis Arturo Cornejo Alatorre y Víctor Mercado Salgado. El lapsus del secretario de gobierno coincide con el anuncio del vicario de la Iglesia Católica de Morelos, Tomás Toral Nájera, respecto a una Caminata por la Paz en Cuernavaca el próximo 2 de julio. Toral no precisó si el obispo Ramón Castro Castro participará en la próxima caminata con el mismo ímpetu como en el pasado lo hizo contra el gobierno de Graco Ramírez. En junio de 2021, señaló que a nivel nacional entre el 2007 y el 2020 fueron asesinadas 160 mil personas, 73 mil 300 desaparecidas del 2006 a 2021, descubiertas 3 mil 978 fosas clandestinas y desplazadas cerca de 300 mil personas.

Esto recuerda que en septiembre de 2020, el obispo confirmaba una marcha por la paz y la seguridad. Lo hizo luego de sostener una reunión con funcionarios del Ejecutivo en la que reveló que el comisionado estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros, le aseguró que “en un año darán resultados”. Aunque no con la misma energía que en situaciones similares había mostrado contra el gobierno de Graco, el titular de la diócesis de Cuernavaca consideró que un año “es mucho tiempo” para obtener resultados en materia de seguridad. No le quedó otra opción que desear “respuestas más efectivas y que no nos dieran (pidieran) tanto tiempo”. 

Otra significativamente distinta fue su actitud dos años atrás. Del domingo 3 de junio de 2018 es esta parte de la crónica de “La Jornada”: “Miles de personas –los organizadores calcularon 30 mil– vestidas de blanco participaron en la cuarta caminata por la paz y contra la violencia, convocada por la diócesis de Cuernavaca que encabeza el obispo Ramón Castro Castro. El prelado llamó a las autoridades, sin mencionar a ninguna en particular, a buscar los modos para terminar con el narcotráfico, la impunidad y la corrupción que cada día carcomen a la sociedad mexicana. Castro aludió a los próximos comicios para pedir a los morelenses reflexionar y no vender su voto por una despensa, una camiseta, un paraguas o por dinero. No entreguen su dignidad ni su futuro, porque eso que les dan les va a costar miles de veces más; ustedes existen sólo en este periodo de elecciones y después (los gobernantes) se olvidan. La marcha comenzó a las 8 horas, del barrio de Tlaltenango, ubicado en la avenida Morelos norte, y concluyó una hora y media después en el centro de Cuernavaca, en la Catedral”. Luego, la pandemia que proscribió actos multitudinarios le dio pretexto al obispo para no convocar más marcha contra la inseguridad… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

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