Con la entrega anterior, inicié esta serie de tres artículos, para recordar y referir por los dicharachos y motes que aplica AMLO, los que politiqueros y el pueblo como apodos les han puesto a los presidentes de la República… Con Lázaro Cárdenas del Río, se iniciaron los sexenios presidenciales y “El Tata”, así llamado por sus atenciones a los indígenas, también fue adjetivado como “El Trompas” o “El Trompudo” y “El Expropiador”, quien en cuánto apareció como Mandatario en su casa de Paseo de la Reforma, la manta con la leyenda “Aquí vive el Presidente y el que Manda vive enfrente”, refiriéndose con ello a Plutarco Elías Calles, de inmediato Lázaro mandó al General Gilberto R. Limón Márquez con ¡Cincuenta mil pesos en oro! y una carga de soldados, para acompañar a Plutarco Elías Calles a la cercana Estación del Ferrocarril de Buenavista y sacarlo del país, hacia los rumbos de Texas, pues la ofensa por aquello del “Maximato” no lo soportó ni lo permitió don Lázaro Cárdenas… El sucesor de éste fue Manuel Ávila Camacho, a quien el pueblo reconoció bajo la adjetivación de “El Presidente Caballero”, que enfrentó los difíciles acontecimientos que sorteó México durante la Segunda Guerra Mundial, tiempo en que nombró como Secretario de Guerra y Marina -hoy Defensa Nacional-, a Lázaro Cárdenas… Para el sexenio siguiente (1946), fue electo presidente Miguel Alemán Valdés “El Jarocho”, o “El Veracruzano” por su origen y, por lo visible de su dentadura también fue apodado “El Dientes” “El Dientón” o “La Mula Maicera”; a propósito de Alemán, debemos recordar que con él se inicia el verdadero despegue de México para su desarrollo nacional con presencia internacional; ahí están como sus obras la Ciudad Universitaria, el Viaducto Miguel Alemán, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, muy lejano en superioridad por todas sus instalaciones al Aeropuerto Felipe Ángeles; la Autopista Miguel Alemán de México a Cuernavaca; el desarrollo macro del Puerto de Acapulco como emporio del turismo, al igual que el Puerto de Veracruz entre algunas más… Al sucesor de Alemán, Adolfo Ruiz Cortines se le adjetivo como “El Padrecito”, debiendo reconocer que sin duda fue el presidente más cordial, respetuoso, enérgico, honesto y prudente, quien para su mala fortuna tuvo como compañera a María Izaguirre, a quien sustrajo como Madrota Empresaria de un centro de prostitución y por ello su apodo… Llegó al poder Adolfo López Mateos, hombre de excelente presencia física, a quien se le reconocía por ser “El Mujeriego” con la frase popular que le endilgaron por preguntar diario a su Secretario “¿Qué nos toca, viaje o vieja?”; también se le llamó “El Presidente Viejero o Viajero”, pues él internacionalizó a México… A Gustavo Díaz Ordaz en razón de su rostro, con toda crueldad sus detractores y otros no tanto, lo llamaban “El Mico” o “El Mono”; luego fue llamado “El Genocida” o “El Asesino”, por la masacre del ‘68 en Tlatelolco… En su tiempo, Luis Echeverría Álvarez también fue tildado por la misma razón de su antecesor por lo del 68, como “El Asesino”; “LEA” por sus siglas; “El Genocida” o “El Devaluador”, por el primer hundimiento catastrófico que tuvo en ese tiempo nuestra moneda de 12.50 a 25 pesos frente al dólar; por su frases se le llamó “El arriba y adelante” y “El ni sí ni no, ni todo lo contrario”… Le siguió en la Presidencia de la Republica José López Portillo, conocido como “El Frívolo”, por sus veleidosidades; “Jolopo” por su nombre; “El Perro”, “El Chillón” y “El Devaluador”, tras la otra devaluación y el saqueo que hundió más la economía de los mexicanos; también se le llamó “El Bendito” por buscar la protección Papal y familiar de sus hermanas, Mamá y sus mujeres; “El Guau” se le impuso por lo del perro y “El Nepote” por hacer Secretarios de Estado a “su orgullo”, su hijo José Ramón y a su amante Rosa Luz Alegría… Llegado al poder Miguel de la Madrid Hurtado, sus motes fueron: “El Exquisito”, por sus formas de trato; “El Tibio” o “El Pichón” y “El Borrego” por el nombre de su esposa Paloma Cordero…(Continuará). ¡Hasta mañana que será un día más!
Por: Pablo Rubén Villalobos