El 20 de enero es el día de la concienciación por los pingüinos; este y el 25 de abril (día mundial del pingüino). Son fechas para que concentremos nuestra atención en lo importante, que es cuidar nuestro planeta. Y  reconozcamos que el impacto del ser humano, con la industria y nuestras prácticas de sobreexplotación, es una consecuencia catastrófica para muchas de las especies que habitan nuestro planeta, pues su hábitat y estilo de vida cambian drásticamente. Poniéndolos en un lugar de alerta, tanto que se le dio un día en el calendario, esto nos dice que debemos accionar para intentar revertir esta situación.

 

La Antártida es el hogar de los pingüinos barbijo, la especie de pingüinos más afectada, que aunque se le conoce como “él rompe piedras” hay cosas que no puede atravesar, como son;  las condiciones críticas de cambio en su ecosistema, ya que en estudios del 2018 solo se contabilizaron 8 millones de pingüinos barbijo en todo el mundo. Su población sigue disminuyendo ya esta especie tiene que sobrevivir al cambio climático en dónde el deshielo estacional y los desprendimientos de glaciares provocados por el aumento en la temperatura los dejan sin hogar y sin un espacio donde refugiarse de sus depredadores; las focas leopardo, los leones marinos, las orcas y tiburones; animales que también son afectados secundarios en esta crisis ambiental.

Un dato interesante es que a este tipo de pingüinos se les conoce como “rompepiedras” no por su fuerza sino, por su graznido; el sonido que hacen para contactarse entre ellos, este  es tan penetrante que pareciera un superpoder que va a romper las piedras que rueda hacia su nido. Los pingüinos son conocidos por ser tiernos, pero también por ser unos excelentes protectores de sus crías. Porque mientras uno de los padres se enfoca en incubar el huevo en su nido, pasando de 33 a 62 días perdiendo peso, la madre sale a caminar largos trayectos para cazar su alimento que se compone principalmente de plancton y pescado.

 

Existen 18 diferentes especies de pingüinos en el planeta. Cada una puede variar en la forma de su pico, color, tamaño, plumaje o cresta. Pero la característica que comparten estas aves no voladoras, es que, su cuerpo les permite flotar debido a la densidad de sus huesos y por la estructura de sus alas son unos grandes nadadores, sin embargo, su periodo de vida es algo corta, ya que solo viven entre 10 y 20 años.

 

Por esto debemos generar conciencia en las acciones que podemos realizar individual y en conjunto para frenar el cambio climático, puesto que aunque no nos acordemos mucho de nuestros vecinos del sur,  hay acciones que los están eliminando.

 

 

 

 

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