Tensión en Kashima. Brasil pasó un mal trago para superar a México. La resistencia mexicana aguantó hasta los 120 minutos del partido.

Los brasileños, comandados por el pundonor de Dani Alves, lo vencieron en los penaltis (1) 0-0 (4). El Tri, que buscaba sacar del camino al favorito en los Juegos Olímpicos, sacó los dientes para defenderse en el momento justo, pero la ofensiva estuvo dispersa. Premio para una Canarinha que lo intentó más y que busca su segundo oro olímpico.

El equipo mexicano vivió el partido más duro en Tokio 2020. Acostumbrado a tener el balón y armar el juego, el Tri tuvo a un Brasil que fue patrón del balón.

La Canarinha pase a pase empezó a eclipsar a los mexicanos. Los extremos brasileños, Antony y Claudinho, regateaban y desesperaban a los defensores mexicanos. México tuvo que confiarle los primeros minutos a Guillermo Ochoa, su guardameta.

El brasileño Arana chutó a puerta, pero el portero mexicano atajó. Sobre el minuto 27 Douglas Luiz intentó engañar al árbitro al caerse en el área tras un contacto con Joaquín Esquivel. El VAR entró en auxilio de los mexicanos para evitar el penalti. Dani Alves, capitán de 38 años, también intentó hacer el gol desde un tiro libre, pero le fue negado.

Los mexicanos intentaron responder con las únicas vías de ataque: contragolpes y cambios de juego. Así encontraron a un Alexis Vega que pasó el balón de derecha a izquierda para Uriel Antuna y este centró para ver si alguien podía llegar al remate. Luis Romo llegó, pateó, pero el guardameta Santos frustró el gol. En la recta final de los primeros 45 minutos, Antuna tuvo una oportunidad clave al recibir un balón que fue bloqueado por el central Diego Carlos. Henry Martín, que servía de poste, también remató en un tiro de esquina y se fue por fuera.

Jaime Lozano, entrenador de México, mandó al campo a un equipo que volvió a sufrir de bajas. El lateral Jorge Sánchez se perdió el partido por suspensión en el partido contra Japón. El estratega también prefirió darle juego a Joaquín Esquivel como centrocampista en lugar de Carlos Rodríguez. Diego Lainez, único mexicano en el fútbol europeo, fue reservado como el revulsivo. Tras el primer tiempo, el Tri necesitaba sacudirse de la inercia.

México sacaba el escudo para protegerse y buscaba reencontrar su estilo. Lozano mandó al campo a Carlos Rodríguez. El encuentro se atascó en el fango. Brasil no podía encontrar la forma para atacar con precisión. México se dedicó a resistir y a buscar un error. Las faltas de ambos equipos bajaron el ritmo frenético del primer tiempo. Al campo ingresaron los suplentes de lujo como Reinier por Brasil y Lainez por México. Dentro del lodo salió un remate de cabeza de Richarlison que terminó en el poste. El balón giró agónico pero favoreció al Tri al no entrar. Reinier también intentó irse al ataque, hacer una jugada de pillo, hasta que se toparon con los mexicanos.

El aguante mexicano llegó a la prórroga. El equipo mexicano reactivó el ataque en los primeros quince minutos. Ya los dos equipos tuvieron que echar mano de sus suplentes. El gol no caía para ningún bando. El juego estaba partido. Brasil tomó la delantera en el segundo tiempo extra a medio gas. México se aferró al talento defensivo de Vásquez hasta que todo terminó en la tanda de penaltis.

En los penaltis Dani Alves inició la buena ronda de penaltis en la que ninguno de sus compañeros erró; en México, el delantero Eduardo Aguirre no pudo engañar al portero Santos, tampoco el central Johan Vásquez. Cuando anotó Carlos Rodríguez ya era demasiado tarde, el tren por disputar la medalla de oro ya había partido. Aún queda el partido por el bronce (viernes, 6.00 hora del centro de México).

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