Los trabajos de la ampliación de la autopista La Pera- Cuautla se han vuelto eternos, están como el cuento de la tortuga: Los animalitos de la selva la mandan a la ciudad con el encargo de que traiga una medicina para el rey león. Urge, el monarca está gravemente enfermo. Sin embargo, pasa un mes y el quelonio no ha regresado, así que el león convoca a una reunión de urgencia. Los animalitos abuchean a la tortuga, el tigre dice que no la debieron enviar, pues es terriblemente lenta; el elefante les recuerda que debieron enviar a otro animalito, porque además de pazguata la tortuga es tonta, y en el mismo sentido de reproche se expresan los representantes de otras especies… hasta que escuchan a la tortuga decir: “si siguen hablando mal de mí, no voy”. La obra del ensanchamiento a cuatro carriles empezó cuando nacieron los jóvenes de 18 que hoy ya votan, cruzó los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y continúa, no ha sido terminada. El litigio del ejido de Tepoztlán, las suspensiones y los reinicios de contratos de empresas constructoras consentidas de cada sexenio le merecieron el récord de la obra más lenta en la historia del estado de Morelos, y quizá la más cara por kilómetro. En octubre de 2020, los comuneros de Tepoztlán terqueaban, insistían en que no habían autorizado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) la edificación de la obra. Fundamentaron: “no cuenta con los permisos necesarios y tampoco ha cumplido con las condicionantes establecidas por las autoridades ambientales del país”. En 2017 y tras permanecer suspendida la ampliación por casi tres años, la delegación en Morelos de la SCT informó sobre una inversión de 1,200 millones de pesos para recomenzar los trabajos de “modernización” de la autopista que “contempla la ampliación de dos a cuatro carriles y uno más de ascenso, de un total de poco más de 20 kilómetros longitud”. En octubre del año pasado, el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, aseguró durante la presentación del Programa de Inversión 2020 en municipios de la zona Oriente y Los Altos que en 2021 la autopista estaría lista para ser inaugurada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras tanto, hacía tiempo que en Tepoztlán juraban –y lo siguen afirmando– que es la maldición del tepozteco lo que ha mantenido semiparalizada la obra de la ampliación. A propósito de este mito, una parte del texto firmado por Luis Reyes: “Nuestra historia comienza en 1598, con la desaparición de un pequeño niño, Jacinto Escobedo, hijo de un terrateniente y su patrona. Desapareció de su habitación durante la noche. Un par de ebrios aseguraban haberlo visto errar sin sentido hacia las faldas del monte. Campesinos y obreros lo buscan sin cesar, para horror de la madre, lo encuentran totalmente despedazado en una de las muchas grutas del Tepozteco. Dictaminan que el niño salió a jugar y cayó a su muerte (…) Los valientes ascienden el cerro, abriéndose paso lentamente por las empinadas laderas. Encuentran la boca de una cueva y descienden, escuchan una pesada respiración, el olor es repulsivo. Dormido entre una decena de pequeños cuerpos destrozados, descansa un demonio, oculto ahí desde la época prehispánica. Los hombres tiemblan, y sin embargo saben a qué vienen, comienzan a disparar sobre el ser hasta que lo reducen a un deforme bulto ensangrentado. Ya ríen y cantan, vuelven al pueblo convertidos en héroes, y sin embargo, en una gruta aún más profunda, descansan los hijos del demonio, aguardando su momento, hasta nuestros días”… Hoy mismo cuando tramos desmontados son indebidamente usados por automovilistas como “carriles”, a lo mejor López Obrador debería venir, pero esta vez acompañado de una chamana tabasqueña que libere a la autopista de la maldición del tepozteco… (Me leen después).
Por José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com
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