La política es el arte de servirse de los hombres
haciéndoles creer que se les sirve a ellos.

Louis Dumur, escritor y periodista francés.

Dos muros tiene frente a sí la nativa guerrerense Silvia Irra Marín en su urgente carrera para repetir como diputada de Morelos por el nuevo partido Morelos Progresa, cuando la ley está tras ella:

Está acusada de peculado en la LIII Legislatura y por desvíos millonarios en el programa de uniformes gratuitos para alumnos de escuelas públicas en 2018, así como la competencia con el priista Nereo Bandera Zavaleta y la aliancista de Juntos Haremos Historia, Macrina Vallejo Bello, en su aspiración al mismo cargo. 

De cierto, la urgencia de Silvia Irra no es nueva, pues quiso ser reelecta para la actual LIV Legislatura, con lo que sería menos vulnerable para enfrentar sus procesos judiciales, pero perdió ante Andrés Duque Tinoco, de la coalición Juntos Haremos Historia.

El hambre de alejarse más de su humilde origen en San Nicolás, Coyuca de Benítez, Guerrero, de ser una modesta enfermera del IMSS y de las maniobras sindicalistas, ha llevado a Irra Marín a trepar de partido en partido en busca de mejores posiciones.

Trabajó en el gobierno del PRI de Jorge Morales Barud en el Ayuntamiento de Cuernavaca, se alineó al Partido Verde Ecologista para ir al Congreso en 2015, al año siguiente fue parte de la estampida de diputados al PRD con gobierno con Graco Ramírez y ahora es de Morelos Progresa, junto a otros diputados de la previa legislatura también acusados de raterías como Hortencia Figueroa, José Manuel Tablas Pimentel y Julio Espín Navarrete.

La crónica política la refiere como ahora dueña de varias propiedades, ya no solo la casa de la popular colonia Azteca, en Temixco (¿de 2.5 millones de pesos?), quizá por ello en el terreno de la transparencia ha “testado” (ocultado) su patrimonio.

Es de dominio público que en octubre de 2018, los entonces flamantes diputados Ana Cristina Guevara y José Luis Galindo Cortez, entre otros, denunciaron ante la Fiscalía anticorrupción a Silvia Irra, Hortencia Figueroa y Beatriz Vicera, entre otros, por peculado.

Silvia, en su calidad de presidenta del Comité de Vigilancia del Congreso, sería corresponsable de desvío de más de 23 millones de pesos de cuotas 2016, 2017 y 2018 de los trabajadores del Poder Legislativo que debieron ser entregadas al Instituto de Crédito para los Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado de Morelos.

El procedimiento en contra de Irra Marín y compañeras está en proceso, por lo que están obligadas a acudir periódicamente a firmar a juzgados aledaños al penal de Atlacholoaya, como muestra de que no están sustraídas de la justicia.

Además, Silvia, con otros 14 legisladores, está señalada de participar sin sustento legal o al menos no ético en una repartición de 46 cheques por un monto global de 9 millones 856 mil pesos, a finales de julio y en agosto de 2018, al final de lo que popularmente es conocido como el “Año de Hidalgo”.

Resulta más que paradójico que siendo presidenta del Comité de Vigilancia del Congreso, Silvia Irra Marín no haya evitado estas anomalías, de las que al final luce corresponsable por acción, omisión o “comisión”. 

Es su descargo, resalta que allá en 2017, Rodrigo Gayosso se refiriera así de ella: “Muchas felicidades diputada Silvia Irra Marín (…) tu trabajo y compromiso ha cambiado la vida de muchas familias de Temixco y Emiliano Zapata”.

En 2018 que también quería la reelección vía el PRD, ella se presumía en redes sociales con el hashtag “Una mujer que da resultados”.

 

UNIFORMES GRATUITOS Y ‘PENSIONES DORADAS’

Tras habwer brincado del Verde al PRD gobierno, Silvia Irra fue parte clave en el programa de “Uniformes gratuitos”, que en marzo de 2018 arrancó con la entrega de 6 mil 400 a estudiantes de Temixo, Cuernavaca y tres municipios más.

Serían en total 187 mil 407, producidos por 700 jefas de familia en 127 talleres de costura del programa “Empresas de la Mujer” y con una bodega en Temixco, pero a la postre no fueron entregados muchos más. 

Silvia Irra, impulsora y presente en el acto inicial, cometía vituperio al elogiar a quienes hicieron posible el programa, al jefe del Ejecutivo y diputados como Hortencia Figueroa, Julio Espín… y ella, claro.

A final, el monto programado para ese programa que resultó fallido fue de 59 millones 313 mil pesos. 

Otro señalamiento, de probable influyentismo de Silvia Irra durante la estancia en el Congreso, al que pretende volver, fue la ágil inclusión de Adriana Ríos Irra y Gabriel Irra Vázquez al sindicato del Poder Legislativo, siendo ella presidenta de la Comisión del Trabajo, Previsión y Seguridad Social.

En su momento también fue parte del caso “Pensiones Doradas”, mediante el que de manera fraudulenta fueron concedidas pensiones a casi un centenar de trabajadores, la mayoría de los cuales usó documentos apócrifos para justificar el beneficio administrativo.

Trascendió en esta misma historia que la diputada de esa legislatura promovió la oficialización de algunos recomendados desde un área del Ejecutivo, entre ellos su paisano Francisco Velázquez Adán, quien fuera director del Idefomm.
Esta historia de terror no ha terminado…

 

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