CUERNAVACA, MORELOS.- Martina es sordomuda, la falta de un diagnóstico temprano le impidió desarrollar el lenguaje oral, pero no fue obstáculo para salir adelante a pesar del maltrato, abandono y violencia de la que ha sido víctima durante su vida.

Tiene 41 años, es originaria de Apaxtla, Guerrero, la menor de seis hermanos. Al momento de su nacimiento su mamá murió y quedó al cuidado de su papá. 

Sin saber que ella no podía escuchar, su papá la envió a la escuela, en donde fue víctima de abusos y maltratos por parte de su maestra. No podía defenderse ni tampoco decirle a su papá lo que sucedía. 

Un amiguito de ella contó que era víctima de maltratos, por lo que su papá fue a la escuela y se dio cuenta, por lo que decidió sacarla, hasta ese momento se dieron cuenta que tenía una dispacidad, pero no recibió atención médica.

Aprendió a comunicarse con su papá quien le enseñó a valerse por sí misma, desde cocinar hasta coser y tejer.

Cuando era adolescente mataron a su papá y ella quedaría a cargo de dos de sus hermanos, pero ellos la corrieron de su casa y tuvo que huír llegando a Teloloapan.

Con la ayuda de su hija, Martina, comparte su historia y lo difícil que ha sido su vida. A pesar de estar sola y sin poder comunicarse pudo sobrevivir. Después, conoció a quien se convirtió en el papá de su hija Berenice, quien actualmente tiene 21 años de edad.

Hace 20 años, el papá de su hija la trajó a Morelos. Su discapacidad le impide escuchar y hablar, pero ha desarrollado el sentido de la vista, aprende rápido y eso le ha permitido salir adelante.

Al sufrir violencia familiar, Martina decidió salir de su casa y empezar de nuevo, ahora  con su hija, a quien le enseñó el lenguaje de señas, aunque  ella no tiene ninguna discapacidad.

Por necesidad ella aprendió a coser, bordar y tejer desde pequeña, pero al llegar a la adolescencia se dio cuenta que haciendo algunos artículos podía obtener dinero para sobrevivir.

Al quedarse sola con su hija, retomó está practica, pero debido a que no puede comunicarse la venta se limitaba a pocas personas. 

Ahora, su hija y su actual pareja le ayudan a ofrecer lo que hace; no tiene imposibles, basta que vea una figura para hacerla, desde blusas, muñecos, cubretazas, separadores de libros, diademas, broches del cabello, todo lo que puede tejer, ella lo hace.

Antes de iniciar la pandemia, Martina comenzó a hacer blusas y su hija le ayudaría a venderlas entre sus compañeras de trabajo, luego varias se quedaron sin trabajo y ya no pudo venderlas.

Hoy, Berenice ofrece a través de su cuenta en Facebook Mar Díaz, donde se puede enviarle un mensaje y poder adquirir alguna de sus creaciones para ayudarle, debido a que no tiene trabajo y sí muchas necesidades. 

Adelante. Martina se gana la vida con la venta de sus tejidos, ya sea blusas, muñecos, cubiertas para tazas, entre otras creaciones.

Por: Marcela García / marcela.garcia@diariodemorelos.com

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