No hacía falta, era innecesaria. Corría la segunda semana de octubre de 2013 cuando los diputados de la LIII Legislatura aprobaban al Ejecutivo un crédito por más de mil 800 millones de pesos. Se dijo entonces que 300 millones serían para la construcción de una nueva sede legislativa, después que 370 y luego que 467 millones. Escasas las voces discordantes, el columnista comentó que esta obra no era prioritaria, que urgía más, por ejemplo, un programa de repavimentación total en Cuernavaca para a acabar con tanto bache; que el rumbo de la ubicación del proyecto era irracional para el tráfico de vehículos y personas, en la calle Doctor Guillermo Gándara de la colonia El Vergel, demasiado cerca del mercado Adolfo López Mateos y a tiro de piedra del centro de la ciudad, “ideal” para desquiciar el tránsito por medio de los típicos bloqueos perpetrados por grupos de personas inconformes con o sin razón. Sin embargo, los diputados prestaron oídos sordos; nuevamente la banda de Hortencia Figueroa Peralta, Beatriz Vicera Alatriste, Francisco Moreno Merino, Jaime Álvarez Cisneros, Víctor Caballero Solano, etc., etc., demostraron tener intereses opuestos a los de la sociedad. Tres años más tarde, la simulación de la generosidad junto con la irrupción de la ironía de la desgracia les dio la “justificación” de donar a la Universidad Autónoma de México el edificio de Matamoros, para una casa de cultura que no ha sido habilitada. Dijeron que el terremoto del 19 de septiembre lo había dañado, no mostraron un peritaje técnico hecho por expertos, pero de cualquier modo se salieron con la suya, en febrero pasado inauguraron la sede flamante. … y al final ¿todo para qué? Para que la semana pasada el Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Morelos entregara a la Mesa Directiva de la LIV Legislatura los resultados de la revisión técnica que realizó al edificio del Vergel a petición de los nuevos diputados, y concluyera que el inmueble fue mal edificado, que corregirlo inevitablemente costará más dinero. Visibles las fisuras en la entrada y en el sótano del nuevo mamotreto, el dirigente de los “arquis” colegiados, Alejandro Rosas, subrayó la confirmación de “un proceso constructivo inadecuado” debido a la falta de supervisión por parte del Gobierno del Estado, es decir, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas que encabezó Patricia Izquierdo. Consecuente la pregunta de si los presuntos responsables del despilfarro están camino a la cárcel, la respuesta resulta obvia: no. Hasta ahora cubiertos por el manto de la impunidad, los ex diputados están tirados de risa. Y además millonarios… MUY pocos pasajeros de “rutas” han tenido la buena suerte de no ser asaltados. Les roban teléfonos celulares, cientos pues los atracos son rutinarios a lo largo y lo ancho de Morelos, ¿así que hay un mercado negro de estos aparatos en la Plaza de la Tecnología o en tianguis como los de Xococotla y Chamilpa? Los despojan del poco efectivo que traen, a los choferes les quitan el dinero de “la cuenta”, bajan de las unidades y huyen. Actúan a todas horas y en cualesquier lugares, por lo regular en pareja, son jóvenes, violentos y rápidos; se llevan botines de unos cuantos pesos y celulares, se reparten el producto del botín que gastan en drogas y a los dos o tres días asaltan otra “ruta”. Raras son las veces en que son atrapados por el mando único y, reincidentes, más tardan en salir de la cárcel que en regresar a las andadas. Los pasajeros se han vuelto precavidos: antes de abordar los microbuses o combis se encomiendan a Dios, los hombres ocultan sus teléfonos móviles en los calcetines, las mujeres en los corpiños, se dejan unas monedas en las carteras y bolsos. Ya se la saben; muchos han sido víctimas de más de un asalto en una situación de indefensión en la que necesariamente deben transportarse al trabajo, la casa, las escuelas… y protegerse como Dios les dé a entender. Pero al ser este un fenómeno delincuencial producto del desempleo y la descomposición social que afecta sobre todo a miles de personas de bajos recursos, nada o muy poco realmente efectivo hace la autoridad para combatirlo. Volvió a suceder, atracados la mañana del viernes anterior los pasajeros de un camión de la Ruta 1 en El Polvorín por un asaltante solitario que les quitó efectivo y celulares. Ocurrirían menos asaltos, instaladas en el interior de las rutas videocámaras conectadas en tiempo real al C-5. ¿Técnicamente es posible?.. (Me leen después).

 

Por: José Manuel Pérez Durán

jmperezduran@hotmail.com 

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