Un día como hoy, pero de 1989, salió aire el primer capítulo de Los Simpson, que en Hispanoamérica se tituló Especial de Navidad. Pese a que los ejecutivos de la cadena temían que fracasara, fue nominado a dos Emmy. Ése fue el inicio del éxito del show creado por Matt Groening, que hoy cumple 30 años y se ha convertido uno de los más influyentes de la historia.

De acuerdo con Ricardo Trujillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, el principal éxito de la longeva serie es que, desde su comienzo, le recuerda y demuestra al espectador todo aquello que la sociedad busca ocultar e ignorar, “pero que siempre va a estar ahí”.

 

“Cuando aparecieron Los Simpson sólo había programas que buscaban reflejar un mundo idílico y paradisiaco, o que intentaban ser aleccionadores con el espectador, pero tenían una tendencia muy conservadora. Su salida al aire fue algo inédito en los medios, pues mostró una versión para nada buena de la sociedad estadounidense y que proyectaba la dura realidad a través de la risa”, explicó a La Razón.

La serie concebida por el caricaturista Matt Groening logró este impacto, en primera instancia, haciendo una crítica ácida y mordaz del mismísimo núcleo de la sociedad: la familia: “desde la secuencia introductoria, te hace hincapié en que lo único que aún une a las parentelas es sentarse frente a la televisión”, señaló Trujillo. Además, el académico detalló que cada uno de los personajes principales es la manifestación de problemas presentes dentro de la sociedad y que aún permean 30 años tras el estreno de la animación.

“Homero refleja al padre violento, alcohólico y muchas veces ignorante; Marge, a la sumisión de la madre; Lisa representa a aquella persona que podría ser muy valiosa y exitosa, pero que únicamente se ve sujeta por límites y restricciones por parte de su familia y la misma sociedad”, apuntó.

Bart, quien en los 90 fue el que más popularidad alcanzó —inclusive, Michael Jackson produjo la canción “Do the Bartman”—, es la personificación de la individualidad capitalista, en que al sujeto no le importa nada más que su propio bienestar momentáneo, explicó.

“Por ello, este personaje se volvió icónico, no porque fuese un niño rebelde, sino porque es un espejo de todos nosotros, quienes buscamos una individualidad propia sin tomar en cuenta al prójimo y las consecuencias de nuestros actos; esa conducta generada por el capitalismo que te dice vive, disfruta y nada más importa”, agregó.

No obstante, Trujillo aseguró que la crítica social que el programa ha generado a lo largo de tres décadas, más que detonar un cambio o toma de conciencia entre sus fanáticos, sólo ha sido un desfogue sin impacto real, “pues aunque las situaciones que plasman siguen siendo vigentes y válidas, parece que realmente la sociedad no las ha entendido.

  • El datoLa película, estrenada en 2007, recaudó durante su primer fin de semana 96 millones de dólares, en 71 países. 

“Los Simpson se burla de los poderosos, de nosotros mismos y de las fallas de la sociedad, pero ha sido una catarsis momentánea. Fue una innovación en su tiempo, pero ahora mantiene el statu quo, pues al mostrarnos que podemos ser más democráticos, liberales y abiertos, también nos hacen pensar que realmente lo somos, cuando ciertamente no hacemos nada y, por ello, lo que nos muestran se queda en mero desfogue. Después de las primeras 10 temporadas, el programa dejó de tener este enfoque contestatario, crítico y analítico”, finalizó.

 

 

 

 

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