La Dió­ce­sis de Cuer­na­vaca llama a comu­ni­da­des y parro­quias del estado a dis­mi­nuir el uso de jue­gos piro­téc­ni­cos durante las cele­bra­cio­nes decem­bri­nas, con el fin de pro­te­ger el medio ambiente y pro­mo­ver fes­ti­vi­da­des más segu­ras y tran­qui­las.

El vica­rio gene­ral, Tomás Toral Nájera, recordó que desde hace varios años el obispo Ramón Cas­tro Cas­tro emi­tió un docu­mento para desin­cen­ti­var el uso de piro­tec­nia. Señaló que, aun­que la ins­truc­ción se man­tiene vigente, la prác­tica con­ti­núa debido a que estos insu­mos sue­len estar bajo res­pon­sa­bi­li­dad de comi­tés, mayor­do­mías y gru­pos que orga­ni­zan fies­tas patro­na­les y navi­de­ñas.

Toral Nájera pidió a los párro­cos refor­zar el lla­mado, aun cuando reco­no­ció que no siem­pre tie­nen plena inje­ren­cia en las deci­sio­nes comu­ni­ta­rias. Explicó que la reduc­ción de estos arte­fac­tos bene­fi­cia al medio ambiente, así como a fami­lias con niños, per­so­nas mayo­res o ani­ma­les domés­ti­cos sen­si­bles al ruido.

Indicó que exis­ten otras for­mas de expre­sión que per­mi­ten cele­brar en paz, con ale­gría y en espa­cio de encuen­tro sin nece­si­dad de uti­li­zar piro­tec­nia.

Comentó que modi­fi­car las tra­di­cio­nes ha sido un pro­ceso com­plejo, debido a los usos y cos­tum­bres de varias comu­ni­da­des, aun­que se han regis­trado dis­mi­nu­cio­nes en algu­nos pun­tos. Sin embargo, reco­no­ció que en zonas donde la prác­tica está arrai­gada el cam­bio avanza con mayor difi­cul­tad.

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