CUERNAVACA,  MORELOS.- “Dios no me abandona”, asegura el señor Adrián Bailón Segura quien la pandemia de COVID-19 lo dejó sin familia y sin trabajo; ahora barre un puente peatonal para ganar unas monedas.

Adrián Bailón Segura, tiene 45 años, es originario de Guerrero, pero lleva 37 años viviendo en Morelos. El COVID-19 no ha entrado a su cuerpo, pero le quitó todo, no tiene familia, ni trabajo, ni un lugar donde vivir, duerme en la calle y sobrevive día con día.

Desde hace poco más de catorce meses su padre enfermó y fue hospitalizado en el IMSS, ubicado en Plan de Ayala, día y noche estuvo con su papá hasta el último de sus días. Tras la muerte de su padre, su familia lo abandonó; después, vino la pandemía por COVID y se quedó sin trabajo, ya que él es chef y el restaurante en donde laboraba cerró.

“Un día me quede sin mi padre, sin mi familia, sin trabajo, sin dinero y sin un lugar donde vivir. No tenía nada, solo a mi. Me empece a quedar abajo del puente peatonal que está afuera del IMSS y lo poco que tenía lo invertí en una escoba y un recogedor, pensé, si aquí voy a vivir tiene que estar limpio, y así empece, limpiando y pidiendo una moneda”, dijo.

Desde niño le diagnosticaron diabetes, enfermedad que se agrabó en los últimos meses, ya que la mala alimentación le ocasionó anemia. El poco dinero que recibe cada día lo utiliza para comida, comprar productos de limpieza y, si le alcanza, para algún medicamento.

“Yo tengo vicios, la situación está difícil, pero quiero salir adelante, por eso que es trato de hacer algo producto y pedir una moneda, es un trabajo honrado, mantengo limpio y seguro el lugar, solo pido monedas o si alguien quiere y puede darme productos de limpieza, ropa o comida, se los agradezco mucho”, dijo.

Día y noche esta en el puente, eso le permite observar a las personas y darse cuenta que muchas no creen en la existencia del COVID, “cuando yo que estoy frente al seguro veo muchas cosas, llega gente enferma, muriendo y muchos no quieren creer en todo lo que sucede”. 

Sin trabajo. Don Adrián sobrevive con la ayuda que la gente de buen corazón le proporciona.

Es chef. El restaurante donde trabajaba, cerró.

Por: Marcela García / marcela.garcia@diariodemorelos.com

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