De un viaje por Canadá y Alaska, recién regresó nuestro amigo Oscar D, llegó impresionado pero más de decepción que por satisfacción, nos cuenta que en el crucero, la fiesta, la abundancia, todo felicidad, los turistas departiendo en la cubierta en mangas de camisa con temperaturas de 23 grados o más, cuando en temporadas anteriores lo hacían bien abrigados a tres grados. Sobrevoló los glaciares alaskanos en deprimente deshielo, donde los rangers -guardias y guías- describen con tristeza y lágrimas como eran esos macizos hace poco, y como ahora se desintegran ante su impotencia. El pasado 31 de julio, en solo un día se desintegraron 11 mil millones de toneladas de glaciares -197 mil millones en solo ese mes- en imponentes y estrepitosas corrientes de agua dulce desbordándose al mar. Mientras tanto en Australia, un ciclón polar cubrió de nieve los desérticos campos de los canguros donde hace unos meses estaban cerca de los 50 grados. En todos los continentes proliferan los lugares que rebasan los 40 grados.
Y en el Caribe Mexicano, el cíclico sargazo producido por el calentamiento, ahora incrementado en cantidades nunca vistas por el exceso de nutrientes llevados al mar por desechos industriales, de barcos y ríos contaminados, principalmente por el Amazonas, es un fenómeno que afecta a la población y al turismo.
La evaporación del agua de mar, provoca el inicio de huracanes que llegan de manera destructiva también a los Estados Unidos. La proliferación del alga sombrea el mar y evita en gran parte su calentamiento y con ello la formación de ciclones, acaso tendrá algo que ver ese país para reproducir de manera masiva esa alga con el objeto de disminuir los huracanes. En esta temporada, es muy notoria la drástica disminución de huracanes en esa zona en relación a años anteriores.  
Me comenta nuestra amiga Malakeh M. quien vive en Mahaual, Caribe Mexicano, que para la población es un gran problema, que afecta sobre todo a los que viven al día de la pesca; y la evidente disminución del turismo, aqueja a los vendedores de artesanías, hoteles y restaurantes, y por ende toda a la economía local, al turista que llega en crucero no se le antoja bajar a la playa, la mayoría están tomando tours para ir a nadar a la lejana laguna de Bacalar que está a hora y media, y de las pocas que aún no se ha secado. Las tortugas no pueden salir a desovar por el sargazo.
No hay manera de controlar el arribo de esa plaga que llega de manera continua desde miles de kilómetros mar adentro, 150 kilómetros de playas desde Tulum hasta Isla Mujeres pasando por Xel Ha, Acumal, Puerto Aventuras, Xcaret, Playa del Carmen, Puerto Morelos y Cancún convertidas -esperemos que temporalmente- en un solo pantanal, del que solo  la naturaleza podrá bajar su intensidad. En días anteriores las corrientes y los vientos han desviado el arribo de sargazo, y no la Marina como declara orondamente el presidente adjudicándose la solución, lo que no es posible hacerlo de manera artificial. En el invierno disminuye el fenómeno, pero seguro regresa los veranos en mayor o menor cantidad. No descarto que ese problema, puede también provocar la migración al norte en busca de supervivencia, por eso y más, el capitalismo debe reconvertirse, para ser más equitativo con los países pobres, dicho sea por su propio bien y tranquilidad, las migraciones del sur al norte, como las de África a Europa, y de Centroamérica a los Estados Unidos son cada vez más incontrolables, la gente prefiere arriesgarse a morir que seguir en viviendo en la penuria, me parece que esa sería  la razón por la que Trump ha insistido tanto en el muro fronterizo, adelantándose a una migración descomunal, por carencia de alimentos y de agua, como se vio en la película “Cuando el destino nos alcance” de 1973, pero ambientada en el año 2022 cuando la sobrepoblación y la escasez de recursos llevan al hombre a vivir en una sociedad sin control, sin orden y luchando por vivir al día, una cotidiana realidad ante la miseria extrema en que ya viven millones, razón por la que Trump, aparte del muro, obligó a México a ser un “país seguro” o para ser más claro, en una muralla territorial y policiaca que impida las intensas migraciones al país del norte, y lo mismo hizo ya con Guatemala.
No se puede negar que el cambio climático y calentamiento global, son provocados principalmente por los países industrializados, en aras de su comodidad y consumismo; en contraparte, es la población de los países pobres la que sufre las consecuencias, los que no tienen sistemas de riego avanzados, maquinaria, infraestructura, aire acondicionado en sus casas, ni en los centros de trabajo, ni en los autos. Las lluvias se concentran en trombas, causando desastres, cobrando vidas y bienes, incluso en el Sahara, en contraste, en otros lugares se pierden sin lograr cosechas, provocando la migración a esos países ricos en una especie de karma.
En Cuernavaca y todo Morelos, también se altera el clima, todavía es tiempo de plantar árboles para sombrear los campos y sobre todo calles a manera de túneles verdes, evitando el calentamiento del asfalto que difunde altas temperaturas, que entre otros beneficios abaten la contaminación ambiental y visual, lo que es posible sin causar deterioros.
Ya se requieren leyes y reglamentos de Cambio Climático.

P. D. Hasta el otro sábado.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp